Conforme avanzo en la lectura del periódico, la
sonrisa del amanecer se va descascarillando como esas paredes abandonadas que,
frente a las inclemencias del tiempo, acaban perdiendo sus colores y prestancia;
al terminar la lectura cae, dando paso al horror, la última lasca de optimismo
que me quedaba.
Hoy no ha sido uno de mis mejores días.
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