Hace 4 años
miércoles, 3 de noviembre de 2010
Elogiemos ahora a hombres famosos*
vestido casi con harapos, huyendo de su mujer,
el viejo tolstói murió de pulmonía
en la cama de un jefe de estación
shelley, panteísta y leve,
encuentra su destino
en la zozobra del ahogamiento
pushkin, el bello poeta de la nieve,
perdió la vida desangrado
tras un duelo absurdo con un petimetre
mano a mano luchando con los patriotas,
byron se hunde como un héroe romántico
en los pantanos de grecia
después de los estremecimientos del miedo,
edgar allan cayó abatido
por el horror y los alcoholes
cada uno entra en la muerte
de un modo que se le parece**
De La maleta del viajero (Inédito)
* Título robado del hermoso y desolador libro
de James Agee y Walker Evans.
** Eduardo Galeano (Días y noches de amor y de guerra).
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Pues visto el padecimiento de estos hombres en los últimos días de sus vidas, casi que prefiero quedarme en el anonimato. ¡Jesús!, que formas más horribles de morir.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me conmueve este poema, Elías.
ResponderEliminarForman parte de mi vida lectora (es decir, de mi vida, sin más) casi todos los de esa gavilla de seres humanos cuya literatura fue, con diferencia, lo mejor de sus muy discutibles personas.
Esto es bastante común. Pero en tu caso, tu persona es tan excelente como lo que escribes.
Un abrazo.
Enhorabuena. Aunque la última afirmación no sea cierta, es bellísima: Una verdad poética
ResponderEliminarMuchas felicidades por tu blog, es maravilloso.
ResponderEliminarSaludos.
José María.
Mercedes: visto así, la verdad es que el anonimato parece una buena elección, acaso con más posibilidades de ser feliz.
ResponderEliminarClaro que, por otra parte, fíjate en el legado que nos dejaron.
Un abrazo.
Isabel:
ResponderEliminarTus comentarios son siempre tan... conmovedores que siempre mejoran el trabajo que los origina.
Gracias por estar ahí, con tu cariño de siempre.
Un beso.
Gracias, Jesús:
ResponderEliminarSospechaba -y ahora confirmo esa sensación- que te iba a gustar.
En cuanto al cierre del poema, no se me ocurría nada mejor que esos dos versos bellísimos de Galeano, esa "verdad poética que dices".
Un abrazo.
Gracias, José María:
ResponderEliminarYo comento poco en el tuyo, pero ya sabes lo que me parece.
Es un disfrute diario, tres píldoras de belleza entre tanta palabrería inútil.
Sabes elegir a los maestros.
Un abrazo.
Isabel:
ResponderEliminar¡Qué horror! Tres "siempre" en una respuesta tan corta.
Ruego tu benevolencia y perdón para tamaño desatino.
Otro beso.
Pièrre Curie y Gaudí murieron atropellados, por un coche el primero y por un tranvía el segundo. Ambos, ensimismados por su conversación interior, no oyeron el ruido del motor que se acercaba.
ResponderEliminarLo importante no es cómo se muere, sino cómo se vive puesto que, como bien dices, cada uno entra en la muerte de un moco que se le parece.
Cualquier día de estos cruzaré la vía del tren con la barrera cerrada. No miro mucho por donde voy.
Un abrazo y gracias por darnos materia para pensaar Á.
Yo no se porque siendo mentes tan privilegiadas acabaron tan mal.
ResponderEliminarQué angustia por Dios. Siempre aprendo en tu blog Elías por eso me gusta leerte.
Un abrazo
Más que leerlo, lo oigo;-)
ResponderEliminarY me gusta mucho.