Hace unos días, sólo porque sí, porque me apetecía escuchar su voz después de tanto tiempo, saber de primera mano cómo le van las cosas, estuve charlando un rato por teléfono con Álvaro Valverde. Nada importante, diréis, asuntos rutinarios, un capricho insustancial. ¿Nada importante? ¿Os parece poco la voz de un amigo, su palabra amable, su estar ahí sin estarlo demasiado, pero sabiéndolo ambos?
En realidad, y desde hace ya un cuarto de siglo, a través de sus poemas converso con él cada vez que quiero, cada vez que ando buscando serenidad y belleza. Desde su primer y lejano Territorio (con una portada manifiestamente mejorable -perdóname, Álvaro, todo hay que decirlo-, que no le hacía ninguna justicia a los versos que abrigaba), y hasta el último y extraordinario Desde fuera, su espléndida poesía ha estado conmigo, enseñándome, acompañándome, dándome permanentes lecciones. Porque Álvaro es también, o acaso sobre todo, maestro, un estupendo maestro.
Podría hablaros de sus años, primero como directivo y luego como presidente de la Asociación de Escritores de Extremadura -donde trabajamos juntos en la medida de nuestras fuerzas-, o de sus fructíferas etapas al frente del Plan de Fomento de la Lectura -que él puso en pie casi desde la nada- y la Editora Regional de Extremadura -ahí están los libros y proyectos que propició para quien quiera aquilatar su labor como editor-, pero todo eso, a mi modo de ver, empalidece, sin llegar a perder sus colores, si lo enfrentamos a su propia labor como poeta, como escritor.
También puso en pie y dirigió durante años, junto a su gran amigo y magnífico novelista y ensayista Gonzalo Hidalgo Bayal, el Aula Literaria “Gabriel y Galán” de Plasencia y fue cofundador junto a Ángel Campos Pámpano, otro gran amigo común, otro maestro, tristemente desaparecido en su mejor madurez como creador- de la mejor revista literaria hispano-portuguesa: Espacio/Espaço Escrito.
Su última aventura es la dirección, compartida con Jordi Doce, de la colección de poesía de la Fundación Ortega Muñoz, donde ya han aparecido dos libros de Philippe Jaccottet -Aire- y Mario Luzi -Desde el fondo de los campos-.
Meditativa y serena, reflexiva y confidencial, apegada al espacio terrenal que la rodea y provoca, y por eso mismo universal e intemporal, su poesía -que ha sido traducida al francés, alemán, inglés, italiano y portugués- es, en palabras del poeta cubano Eliseo Diego que Álvaro suscribe a modo de poética, “una conversación en la penumbra”.
Item más: Álvaro es también “el primer culpable” e impulsor de esa pequeña antología que sobre el Cementerio Alemán de Yuste se viene publicando en este blog.
Tiene la muerte una medida exacta, el magnífico endecasílabo con ese aire de los mejores clásicos que encabeza su poema dedicado a tan emblemático lugar, fue el detonante de toda esa serie.
Y hoy quiero compartir con vosotros esa conversación perenne que mantengo con él, alguno de esos versos salidos de su pluma y su talento como poeta.
Tan sólo porque sí, porque me precio de ser su amigo. Y quiero que se me note.
Ciudad de ceniza
Una ciudad es todas las ciudades.
Cruzas el mismo andén, las avenidas
iguales y lejanas, tan inhóspitas
como esos edificios que proyectan
su luz vítrea y opaca en el asfalto.
Una ciudad es sólo un sentimiento
de euforia o de catástrofe, un círculo
que es suma de otros círculos
igual de fantasmales.
Es un azar, una ciudad; un tramo
entre dos direcciones de ida y vuelta,
y un idéntico fin y un mismo origen.
Con la mirada hundida, el paso rápido,
recorres sin cesar las mismas calles
que desoladas cercan tu destino.
De "Mecánica terrestre", Tusquets, 2002
VI
Amo la sequedad
Es una mancha
que se adhiere indistinta
a la propia mirada
y produce en el alma
un estado sereno.
Es como un filtro ocre
que tiñe cuanto vemos
del color de las cosas
que de veras importan.
Es la clara noticia
de la otra ladera:
donde ocurren sucesos
que carecen de nombre.
De “Desde fuera”, Tusquets, 2008
Coda: A modo de pobre homenaje, en mi próximo libro aparecerá este breve texto que escribí jugando con los títulos de sus libros.
Álvaro Valverde (homenaje)
Desde fuera, lejos de aquí, como si, por una oculta razón, fuese alguien que no existe, al sur de este territorio, donde las aguas detenidas, la mecánica terrestre me permite seguir ensayando círculos.
Eso sí; a debida distancia.
Un merecidídimo homenaje, que comparto casi punto por punto (yo no colaboré con él en la Asociación de Escritores), y al me que gusta agregarme. Con admiración y alguna enriquecedora discrepancia he leído a Álvaro Valverde desde sus primeros versos
ResponderEliminarJosé Luis García Martín
Qué maravilla, Elías, qué maravilla, Álvaro. Qué poco nos expresamos la admiración, y el cariño ( en eso, Elías, nos das lecciones a todos): las dos únicas formas de homenaje posible.
ResponderEliminarUn abrazo, con mi admiración y mi cariño, para los dos.
Comparto mi admiración por Álvaro. En alguna ocasión hemos coincidido y le he podido saludar, aunque no tengo la suerte de estar entre sus amistades.
ResponderEliminarUn abrazo
Querido Elías:
ResponderEliminarAdecuado, oportuno y merecido. He leído y disfrutado de este escrito que hablaba de algo/alguien que hago mío. Álvaro como escritor y como persona está ahí merecedor de toda nuestra mejor consideración y estima. Cuando leí su último libro de poemas tuve la sensación de estar ante una obra con plena calidad para recibir el Nacional de Poesía. La suya y la de Ángel Campos han firmado la mejor escritura poética de las tres últimas décadas en Extremadura, obra que ha estado a la vez a la altura de la más depurada poesía española contemporánea. (Y además, esa tarea cultural añadida que tú mencionas.) Gracias.
Hago mías tus palabras y las de Ada Salas. ¡Claro que las palabras de justicia y de verdad hemos de decirlas en vida!
Hace muchos años que nos conocemos, sin embargo hemos hablado poco, pero no es necesario, las buenas vibraciones se mantienen desde el primer día.
ResponderEliminarEs curioso, pero últimamente yo también andaba dándole vueltas a la idea de llamar a Álvaro para ver cómo andaba (la última vez que hablé con él tenía algún que otro problemilla que espero que se hayan ido resolviendo). Como muy bien dices, Elías, leerlo es también una forma de hablar con él y este homenaje tuyo es una forma de hacerle llegar el cariño de tanta y tanta gente. Desde el mismísimo corazón de las montañas polacas un montón de cálidos abrazos para ambos.
ResponderEliminarAbel
Tiene razón Ada, no acostumbramos a mostrar abiertamente la admiración hacia determinados autores que, quizá por cercanía, vemos de un modo casi familiar. La obra de Valverde es un lujo para cualquier lector de poesía, y éstos, afortunadamente, lo saben. Tan bien como nosotros. Pero es justo decirlo alguna vez. Bravo Elías.
ResponderEliminarPor otra parte, en esta tierra -como en todas-se tiende a confundir la admiración sincera y merecida con el sectarismo. Y así nos luce.
No me mueve el cariño -él sabe que lo tiene- sino la objetividad y la admiración ante una obra sólida y coherente al celebrar en público y en privado la poesía de Álvaro.
Que nos dure.
Salud y Poesía!
Qué forma tan bonita y elegante de compartir a la vez que muestras tu cariño y admiración por un amigo escritor. No, no es poco, son las cosas que conforman lo importante.
ResponderEliminarMe voy a dormir con poesía de la buena, gracias, Elías.
Un beso.
Me sumo a este precioso y merecídisimo homenaje.Álvaro es un poeta excepcional y un ser humano estupendo.Alguien que pasará a la Hstoria de la Literatura por su hondura y su esencialidad tan fiel siempre a su personal territorio. Un "solitario" rodeado de amigos que lo admiran, lo quieren y lo respetan. Un abrazo, Elías, Felicidades.
ResponderEliminarGracias, Elías. Gracias a todos, amigas y amigos. Algo abrumado, os abrazo, Álvaro
ResponderEliminarYo también quiero sumarme a este homenaje a uno de mis poetas preferidos. También un hombre "serio" en el mejor sentido de la palabra, riguroso en sus críticas -me sirve de guía poético con sus comentarios casi diarios en su blog- y con una dignidad y coherencia que no son muy frecuentes en esta sociedad en la que nos movemos.
ResponderEliminarGracias Elías por tu generosidad y por demostrarnos, una vez más, el valor de la amistad, de la admiración y del respeto.
Queridos todos:
ResponderEliminarSimplemente gracias por vuestra adhesión a este pequeño homenaje a Álvaro, un poeta tímido y contundente -no, no es contradictorio-al que acudir con garantías.
Abrazos.
Un homenaje extraordinario y merecidísimo a Álvaro. Suscribo tus palabras y las de todos los que os habéis sumado a él. Con emoción, con cariño y con admiración. Desde que conozco a Álvaro hace ya tantos años (como poeta y como amigo), siempre lo he dicho y lo vuelvo a repetir ahora: lo he considerado un verdadero maestro.
ResponderEliminarEnhorabuena, Elías, por la iniciativa.