En consonancia con el tamaño de su
delito, el poeta fue condenado de manera unánime a la pena del azote.
Y para mayor humillación y ejemplo de escribientes compulsivos, con el látigo inmisericorde de sus queridísimos adverbios, gerundios y adjetivos.
Y para mayor humillación y ejemplo de escribientes compulsivos, con el látigo inmisericorde de sus queridísimos adverbios, gerundios y adjetivos.
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