46.
Dios ha muerto y lo que queda de él son sólo unos miserables harapos. Me lo
dijo el poeta Giorgio Caproni en la Alta Valtrebbia. Lo conocí cuando era un
anciano y yo paseaba por Italia con mi novia. En Italia a mi novia la llamaban
la Pellicorosa. Al poeta Caproni lo besó y a mí me mandó al carajo junto a los
restos de Dios.
(En
Barcelona, un crítico de arte cuyo nombre no retuve)
47.
Tenía un sombrero absurdo, guantes de
encaje de Bruselas y un perro de porcelana en un cojín de terciopelo azul. Me
enamoré de ella y de su rareza. Pero me casé con su hermana que era todo lo
opuesto a ella y a mí. Nos cogimos odio y cada uno se fue por su lado. A veces
también la Providencia hace las cosas de la peor manera sin importarle nada.
Figúrese, un día yo encuentro una flauta y en la mano derecha tengo un solo
dedo…
(Una
noche en el Café Gijón de Madrid)
48.
Tengo marihuana ecológica, de lo más puro que hay.
(En
un bar de Cazorla, Jaén)
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