jueves, 21 de enero de 2010

José Viñals (in memoriam)



El hijo del panadero
A José Viñals, maestro en la vida.

Este es el hijo del panadero, el que tuvo caballos cuando niño, aquel que se quedó sin padre cuando más se necesita. El que abrió los brazos y le cupo la vida entera, el que amó toda su existencia a la fuerte tejedora que sostiene sus vaivenes, el que, caracol errante por el mundo, ha soportado treinta mudanzas como treinta monedas de plata que tintinean sobre sus años fecundos, igual que late la vida, circular y limpia, en la madera del álamo.

Este es el tiempo del humo blanco del frío en los ollares de las bestias, el del cálido aliento del estiércol en el fondo de la cuadra, el de la simiente en los deseos de quien escribe sus versos sentado en una tumba e ignora la lluvia que empapa sus palabras, porque sabe que la tristeza pasará como esa nube que se aleja.

Esta es la hora, amigo, hermano: ya tienes la altura necesaria para entregarle tus manos.
Elías Moro

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