26 -¡Ah!- suspira Luder, cogiendo los botines de lana que ha tejido una amiga para el hijo que ha dado a luz. ¡Tan pequeños zapatitos para medir el mundo!
27 Un amigo viene a visitar a Luder que está muy enfermo y lo encuentra escribiendo febrilmente.
-¡Cómo!- le pregunta en broma. ¿Estás escribiendo tu canto del cisne?
-¡Ojalá...! Mi gruñido del puerco.
28 -Estoy preocupado- dice Luder-. He leído que nuestro nuevo presidente no fuma, ni bebe, ni juega, ni enamora.
- ¿Y qué?
- Me espantaría ser gobernado por un hombre que haya ganado un premio de virtud.
29 -Es extraño- dice Luder, deteniéndose para observar al pequeño hijo de una mendiga callejera-. Miren bien sus ojos: ellos contienen todo el sufrimiento que lo espera, pero también la certidumbre de su venganza.
30 -Podemos ver el movimiento- dice Luder-, pero no podemos imaginarlo. Nuestra representación del movimiento procede por el sistema de la sucesión de vistas fijas.
Los dichos de Luder son sabios, especialmente el 28; también yo desconfío de alguien que aparentemente no tiene defectos.
ResponderEliminarBuen día.
Gracias, Elías, no conocía los dichos de Luder, uno no deja de asombrarse de la propia ignorancia.
ResponderEliminarMe han gustado mucho.
Abrazos
Si no fuma y no bebe, muy malo. Si no es maricón, peor todavía.
ResponderEliminarUf, impresionante (o mejor dicho, casi espeluznante); algunos textos parecen escritos para hoy mismo. ¡Y esa foto de ese niño... no puedo dejar de mirarlo! Por Dios, Elías, ¿de dónde sacas esas fotos?
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