sábado, 1 de octubre de 2011

La cita


Me afeito, me ducho, me perfumo… Camisa y pantalón de lino crudo, zapatos y cinturón a juego… Reloj, anillo, pulsera…
Hay veces que quedo con mujeres y confieso que no me tomo tantas molestias en estar así de lustroso y presentable.
Pero es que hoy he quedado con la Literatura. Y convendréis conmigo en que el esfuerzo merece la pena; entre otras cosas porque no todos los días, aunque lo intente a menudo, dicho sea de paso, se cita uno con señora tan distinguida y principal.
Voy, como os podéis figurar, con toda la ilusión del mundo, un tanto inquieto y apocado al tiempo pensando en qué podrá salir de nuestro encuentro, si tendrá a bien o no el concederme sus favores. Y no es que mis pretensiones sean demasiado ambiciosas, uno es consciente de sus limitaciones en este terreno: ahora mismo me conformaría con un poema que no cojee, un relato medianamente armado, un artículo que no decaiga...
Camino de la floristería, que un ramo de flores en estas ocasiones nunca está de más y quedas siempre como un señor, empiezan a entrarme serias dudas sobre si dama tan alta acudirá por fin a la cita conmigo o se habrá largado por ahí, casquivana y caprichosa, con alguno de sus múltiples pretendientes, acaso más gallardos, talentosos y con más posibles que uno, dejándome, de nuevo, con un palmo de narices y la estima por los suelos.
Claro, que tampoco sería la primera vez ni tendría por qué extrañarme demasiado; porque ambas, ay, suelen darme calabazas a menudo.

2 comentarios:

  1. Anda, anda, menos calabazas, que a ti te han dado muy pocas. Algo se nota en el gesto... literario y personal.
    Suerte, en cualquier caso (que nunca viene mal, ni aunque la cita sea o no sea literaria;-)
    Un beso.

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  2. Isabel Román02 octubre, 2011

    Me gusta mucho cómo explicas esa cita acudiendo "como un novio" escritor.
    Algo de ello puedo compartir, aunque sólo como lectora: esa agitación de volver a abrir el libro apasionante por donde se dejó; esa preparación del contexto más placentero para el reencuentro con él en el sofá, la taza de té, la luz adecuada, la música que a veces acompaña la cita...

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