
La mañana se aturde bajo el rigor abstracto del frío.
Estallan como el cristal las hojas oscuras de los plátanos.
Leo a Poe por las calles húmedas.
Bebo coñac sintiendo en la nuca
la mirada hostil de los parroquianos.
Regreso a casa y siento deseos de llorar.
Inicio otro poema inconcluso.
Me quito el sombrero, amigo.
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