viernes, 28 de mayo de 2010

"lumbre baja" / Tomás Sánchez Santiago



Conocí a Tomás Sánchez Santiago -poeta, narrador, ensayista- a finales de los ochenta en Salamanca, en un encuentro alrededor de la figura y la obra de Aníbal Núñez unos años después de su prematura muerte. Como con tantos otros amigos que conservo desde entonces, nuestro mutuo conocimiento fue propiciado por Ángel Campos Pámpano. Allí conocí también al padre de Aníbal, José Núñez Larraz, tan extraordinario fotógrafo como buena persona.

La secreta labor de cinco inviernos, Para qué sirven los charcos, Calle Feria..., son libros suyos que me han acompañado durante todo este tiempo, libros llenos de aciertos, de maestría verbal, de emoción regalada a sus lectores.
En todos estos años, Tomás y yo nos hemos visto apenas un par de veces, pero siempre ha existido entre nosotros una corriente de afecto inmune a los estragos del tiempo y la distancia.
Una buena prueba de lo que digo son estos fragmentos que hoy traigo hasta mi ventana: textos dispares reunidos bajo el título de "lumbre baja" -así, en minúscula-, una pequeña muestra de aforismos y reflexiones sobre la poesía y los poetas que Tomás me envió en cuanto se los solicité.

lumbre baja

La poesía: ese lenguaje esencial lleno de palabras accidentales.

DESPUÉS DE UN ACTO PÚBLICO
Cuando alguien dice la palabra “poeta” mirando para mí, no me incomoda tanto lo que esa palabra significa (su terrible peso, su extraña memoria) como lo que pudiera significar para la persona que la pronuncia.

ANTOLOGÍA
Cuando algunos abren por su índice una antología, buscan a los que faltan y no valoran a los que aparecen. Es como si para ver una fotografía pidieran el negativo. Mezquinos.

EXTRAÑEZA
El poeta experimenta una doble extrañeza que le invade insoportablemente. A la extrañeza ante la inmediatez convertida en lejanía irreconocible por mor de la mirada se une la extrañeza ante las palabras, que de pronto se invisten de una enigmática oscuridad, de la misma dificultad que tiene un guante vuelto del revés.

PISTA SEGURA
¿Cuándo se sabe en una conversación de poesía quién de todos es el poeta? Cuando hay uno -a menudo el único- que no sabe de qué está hablando y sin embargo acierta.

SOLAPA
“De un modo decisivo, en la obra de XXX como poeta y escritor, emergen la biopoética y la cuentática”. Así dice la contracubierta de un libro de poesía. Estas notas no dejan de inquietarnos con su lenguaje ridículo y pretencioso. Uno ha aprendido a desconfiar de ellas y a divertirse coleccionándolas.

El poeta también existe en lo que falta.

LAS DOS POSTURAS
El retórico: “Qué bien me está quedando”.
El poeta: “Adónde iré a parar”.

LA BIOGRAFÍA DE LOS POETAS
Me admiro al ver el currículo de algunos poetas. Por ejemplo el de éste, de quien me envían un tarjetón espléndido que anuncia una lectura suya próxima: catedrático en varias universidades europeas, profesor visitante en otras americanas, ensayista, traductor, crítico... Sí, muy bien, pero ¿qué garantiza de todo ese flemón biográfico que él sea poeta? También hace poco se podía leer en la prensa de uno que tenía cinco licenciaturas. ¿Pero no estorbará tanto título al poeta? Y es que en la literatura española cuenta mucho esto. Como si un dentista colgase en su consulta el diploma de un curso de acordeón por correspondencia.
P.D.: Como caídas del cielo, leo ahora unas palabras de Kavafis: “A la poesía antigua le otorgaron -puede que los dioses- el don de silenciar la vida de los poetas”. Tomemos nota.

LO MISMO DE OTRO MODO
Es poeta quien siempre está preparado para el abandono de las palabras, y no el que cada mañana sale a buscarlas para llevarlas -lo quieran ellas o no- al papel.

SUEÑO DE POETA
Alzar los ojos al cielo y ver el vuelo nada más, y no el pájaro.

EXPLOSIÓN O RESONANCIA
Ante la aparición de un libro propio de poesía, unos autores esperan su explosión y otros su resonancia, o sea, la persistencia de los poemas más allá del ruido. Cuando parecería que el silencio ya lo había calcinado, entonces el libro se alza y comienza a derramarse sigilosamente entre las cosas. Y esa es su verdadera fertilidad, de la que sólo se untan los que aprestan el oído a los arcos del agua del estanque para escuchar cada vez el ruido de la pedrada.

TEORÍA ECONÓMICA
Es terrible saber muchas palabras. Luego se abre la boca demasiadas veces sola.

OPERA OMNIA
Quiero pensar que en la obra de un poeta siempre habrá una pieza más prescindible que las demás. Él lo sabe y podría eliminarla. Quedaría, así, ya un poema menos. Pero entonces volvería a producirse el hecho: habría de nuevo un poema (otro) que podría desaparecer sin ningún cuidado, pues la compacidad de la obra entera apenas se resentiría. Y el poema caería entonces como un fruto grave.
Así otra y otra y otra vez. Y a cada ocasión un poema menos. Ya solo quedarían dos, y el poeta debería decidirse por cuál salva. Al fin, toda la obra ha terminado por ser prescindible, comparada con ese único poema. Pero todavía un paso más: entre el poema y el silencio, ¿no hay la misma distancia que entre la mancha y el resplandor?

DESEO DE INVIERNO
Ahora quisiera escribir como si se asustaran de mí las palabras.





Y quiero acabar esta entrada con el primer poema de su primer libro, Amenaza en la fiesta, un estremecedor y lúcido texto, precursor y heraldo del magnífico poeta, del gran escritor que Tomás ha llegado a ser.

Amenaza primera

Por donde no debiera
he abierto el laberinto de los años.

Con las manos vendadas
en el fuego del tiempo
y los labios como dos viejos muebles
malvendidos al aire
igual que dos banderas necesarias que vuelan,
bajé la cremallera de la vida
y así me vi, difícil como un fruto
olvidado sin piedad a hostiles seres,

desconsolado de hombros, triste por las caderas,
sin recurso ninguno y en el medio de todo.

No es el tiempo negocio conveniente
y sí trampa mortal, encrucijada
sin ningún remedio como no sea la muerte
ni otra esperanza
que la de embalsamar la luz en la memoria;
y sólo una verdad
pasa constante:

se nos huye la vida de las manos
como un anillo demasiado grande.




Gracias, Tomás, por tu talento y generosidad.

Imagen blanco y negro: José Núñez Larraz

16 comentarios:

  1. Gracias a ti, Elías, por compartirlo.
    Un beso
    Pilar Galán

    ResponderEliminar
  2. "Con las manos vendadas
    en el fuego del tiempo"


    Magnífico blog y muy interesante entrada.

    Iré siguiendo los post.

    Un abrazo desde Valencia,

    Víktor Gómez

    ResponderEliminar
  3. Imagina cuánto te agtadezco el descubrimiento de Tomás Sánchez Santiago. No sé qué me gusta más, tanto me gusta todo. Si acaso, el sueño de poeta: "Alzar los ojos al cielo y ver el vuelo nada más, y no el pájaro". Creo que sería también el sueño (perfecto) de un cineasta. Gracias, Elías.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  4. Carlos Medrano29 mayo, 2010

    También conocí a Tomás vía Ángel Campos y al solicitarle un artículo sobre Aníbal Núñez para un homenaje en El Norte de Castilla y por la proximidad geográfica de haber trabajado un curso invernal de verdad en Soria a principio de los 90. Nos visitamos, carteamos, compartimos horas claudias en varias ocasiones, coincidimos en varias geografías (Zamora, León, Valladolid, Palencia, Madrid, Plasencia...), compartimos amistades extremeñas valiosas que ahí siguen generando una admirable obra poética, literaria... Ahora se suma también el hilo y complicidad –Elías- de tu presencia, lectura profunda y amistad... tan antigua, seguramente densa, como todo lo que rodea la figura y consideración personal de Tomás, y su sentido comprometido de la vida.

    Le he oído a veces su sensación de sentirse un escritor esdrújulamente anónimo e incómodo. Algo que localizo en una de esas cartas que acabo de desempolvar, de las de siempre, a mano, con su letra caligrafiada en rotulador azul, y constantes en noticias literarias e implicación humana. Y a la vez creo que no, que ya ha pasado esa frontera de ser requerido más como ensayista capaz de un análisis de peso, no al uso, para otros que como creador de una obra también singular, que no se puede leer a la ligera o sin ser manchado por ese rastro que no esconde las raíces y el tacto difíciles de la conciencia de estar vivo, y de participar, sentirlo y verlo.

    La literatura y la escritura en Tomás es su primera piel, un mecanismo imparable como el de nuestra circulación sanguínea en la que no pensamos, y seguirá creciendo amanuensemente con los ciclos del año, las sombras de las costumbres y las mudanzas del tiempo mientras él no esté quieto.

    Una dedicación a las palabras que hemos leído y escuchado con la atención tan secreta e invernal como el origen y constancia de sus libros. El valor de lo dicho no tiene que ver con la aparente sanción efímera de lo externo. Pero en esa geografía del dolor extendida como amenaza en la fiesta de tus versos, también me viene el sabor de lo improbable, de lo difícil y de lo interrumpido, tuyo y mío, aunque uno intente hace mucho transitar por la vida de otro modo, al menos hacia dentro.

    ResponderEliminar
  5. Gracias a ti, Pilar, por seguir estas notas.
    Ya sabes cuánto me gusta el vebo compartir.

    Besos.

    ResponderEliminar
  6. Gracias, Viktor, por tu visita y tus palabras.
    Yo tengo tu blog en favoritos desde que Mestre -creo que fue Mestre, soy un desastre para estas cosas- me habló de ti.
    Y veo que tenemos más amigos comunes por tus enlaces y entradas: Jordi Doce, Chema Cumbreño, Ant. Méndez Rubio...
    "Las afinidades electivas", que se dice.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  7. ¡Qué bien, Daniel, haberte descubierto a Tomás!
    Es un magnífico escritor, de ésos que, "a la chita callando" van haciendo una labor necesaria, valiente, ejemplar.
    Cualquier texto suyo estoy convencido de que no te defraudará.

    Pdta: No sé qué hago mal, pero no puedo comentar tus entradas. El otro día lo intenté con la de Woody Allen, y nada, me echaba para atrás, decía no sé qué de verificar mi Open ID.
    En fin, misterios de la técnica o torpeza del usuario.
    Pero que sepas que te leo a diario.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  8. Bueno, Carlos, ya lo hemos hablado por teléfono, pero en todo caso, gracias por tu fidelidad. A buen seguro que Tomás también agradecerá tu comentario.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  9. Merece la pena leer a este zamorano que se crece de día en día. Ese poema tiene muy buena pinta, habrá que comprar el libro en Cervantes (Salamanca).
    Gracias por este post tan interesante.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  10. Es un placer que hayas dedicado esta entrada a Tomás. En mi caso, los estragos del tiempo y la distancia sí que han borrado estelas en la mar, pero sus espléndidas letras flotan y navegan en la retina del horizonte.
    Un beso a los dos.

    ResponderEliminar
  11. Elías, ayer anduve casi todo el día con problemas de línea y peggándome con la operadora de turno (que, a fin de cuentas, poco varían de una a otra). En consecuencia, no pude dejar muestra de mi paso por estos textos que nos acercas, brillantes y jugosos.

    Una vez más se confirma que no es necesario estar en los top 10 para encontrarse a autores que tienen qué decir y saben cómo decirlo.

    Gracias por compartir.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  12. Admiro a Tomás. Y lo quiero. Lo admiro como escritor. Quien haya leído su única novela, "Calle Feria", solo puede pedirle de rodillas que escriba la siguiente.
    En estos textos de Lumbre baja deja patente la hondura afilada de su pensamiento. Siempre digo que escribe como bailan las mulatas. Tomás, Tomás, Tomás..

    ResponderEliminar
  13. Esmeralda: no lo dudes, merece la pena de pe a pa. Es un escritor de raza, de ésos que tanto escasean.

    Otro abrazo para ti.

    ResponderEliminar
  14. Gracias por tus palabras, Marisa. Tomás es una de mis debilidades como escritor.

    Otros dos besos para ti.

    ResponderEliminar
  15. No hay de qué, Antonio: compartir a la gente que me gusta, es lo que me gusta.
    Y Tomás es de los buenos de verdad.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  16. Anónimo, ¿qué decirte? Pues que llevas más razón que un santo.
    Y si encima hay mulatas de por medio...

    Gracias por la visita.
    Un saludo.

    ResponderEliminar