68. Tengo una amiga chilena que se llama Alexandra Domínguez. Es poeta y pintora. A lo mejor usted la conoce. Bueno, ella me contó que una vez, camino de León y cerca de Astorga, vio cuatro unicornios. Cuatro, imagínese; no uno, que ya es mucho, sino cuatro. Dice que ella no estaba sola y que sus compañeros de viaje los vieron también. Me dijo que para ella y su marido esos unicornios provenían de los sueños de un poeta malagueño, Rafael Pérez Estrada, recién fallecido.
(Otra chilena que resultó ser la madre de Lucía Fisher, en Madrid)
69. ¡Relámpagos, uf! Las tormentas eléctricas son las peores. Arruinan las flores polo positivo. A las de polo negativo no, pero se secan antes de tiempo.
(Un taxista, en el tramo del camino entre Moguer y Huelva)
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