Como a la gran mayoría de los que
presumen de matones y perdonavidas se le ha ido la fuerza por la boca, nunca
mejor dicho.
Día sí, día también, iba largando por
ahí a quien quisiera escucharle que en cuanto me encontrara me iba a hacer no
sé qué y no sé cuántos, que si esto, que si lo otro...
Unas amenazas espantosas, no os podéis
figurar las barbaridades que soltaba por esa boquita.
Menudo fanfarrón.
Tuve que cerrársela para siempre con el
bate de béisbol.
¿Se lo estaba buscando o no?
Foto: Weegee
No hay comentarios:
Publicar un comentario