miércoles, 14 de marzo de 2012

Los seres de Maralva (2)


Bodén

A diferencia de casi todas las demás especies, el bodén no abunda: ocho o diez parejas habrá en total, todas ellas en Quima. Es un herbívoro de mediano tamaño y no hay dos que tengan el mismo color ni el mismo dibujo en la piel. Es creencia que trae buena suerte encontrarse con uno, aunque esto resulta poco menos que imposible, ya que se oculta de cualquier animal que tenga los ojos a mayor altura que él. No sirven trampas, en las que no cae, ni aguardar al acecho, pues sus sentidos son extremadamente agudos y olera, oirá o verá al perseguidor mucho antes de que él pueda ser visto. Deja huellas sutiles y aun tiene astucia para borrarlas, y su voz es un susurro que se confunde con el ruido del agua o de las hojas. Muda en el verano, quedando por completo descubierto de pelo, ahora sí todos iguales. Al comienzo del otoño le crece nuevamente, aunque distinto el dibujo. Los pelos de su crin son la moneda más estimada de la isla; su valor depende de su longitud. En el cielo de Maralva puede verse una constelación llamada Bodén dormido sobre las aguas.

Texto e imagen: Javier Alcaíns

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