martes, 4 de diciembre de 2018

Casero


Casero. Ambicioso rentista cuyo único mérito conocido es el de ser el cargante propietario de la vivienda miserable que ocupas. Está demostrada empíricamente su habilidad tanto para establecer absurdas prohibiciones -nada de chicas, nada de fiestas, nada de alcohol…- que ningún inquilino en su sano juicio piensa cumplir en cuanto se haga de las llaves y ponga los pies en la casa, cuanto para escaquearse vilmente, y con una maestría sorprendente en semejante patán, de sus obligaciones contractuales: reparar desperfectos, arreglar goteras, cambiar el calentador…
Pretende además, por sobre su pesadez de metomentodo, que le abones por ello una cantidad mensual a todas luces desproporcionada con relación a la porquería del alojamiento arrendado.
Es altamente recomendable la escasez en el trato con semejantes especímenes.

Imagen: fotograma de El inquilino (1957) de Francisco Nieves Conde 

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