-¿A
quién quieres más, eh? Di, ¿a quién quieres más? ¿A papá o a mamá? -insistía
irritante con la melopea mientras me pellizcaba los mofletes o me daba
coscorrones o me azotaba suavemente en el culo así como a lo tonto, que yo
creo que era un poquito…
-¿A
quién va a ser, imbécil? Obviamente, a mamá -pensaba yo, tramando en secreto
alguna cruel venganza.
Todavía
no me explico qué vio mi madre en semejante pelmazo.
Lo
malo es que ha vuelto a quedarse viuda otra vez por mi culpa y no se lo ha
tomado demasiado bien que se diga.
Si ya casi ni me habla.
Si ya casi ni me habla.
Con
lo que yo la quiero.
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