viernes, 29 de junio de 2012

Silbatos y difuntos


Me acuerdo de los silbatos que nos fabricábamos a base de saliva, frotamientos contra el suelo y paciencia, mucha paciencia, con los huesos de albaricoque.
El sonido que producían era agudo e intenso, pero después del esfuerzo por conseguirlo a nosotros nos sonaba a música celestial.

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Me acuerdo de algunos momentos en los que me sentí, ausente de todo y de todos, ajeno a cualquier mirada y sensación, "de cuerpo presente".

1 comentario:

  1. Uno, con ser de la cosecha del 68, también recuerda los pitos de hueso de albaricoque, los llamábamos güitos.
    Salud
    Manuel

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