«... si lo toma el ciclista /se hace el dueño de la pista / y si es el boxeador / golpea que es un primor...»: no era listo ni na aquel negrito del África tropical... (y, de verdad, qué rico el colacao). Estos cromos de época hacen que los relojes marchen hacia atrás... Un placer verlos.
Gracias, Madison, por el adjetivo, pero el mérito no es mío, sino de aquellos publicistas cuyos eslóganes aún percuten en la memoria. Yo sólo "me acuerdo".
Sólo falta la banda sonora de ambos mensajes; la del cola-cao ya la ha completado Alfredo; en cuanto a la de Persil, debemos acudir a Mendelssohn, don Félix.
Ay, ay, ay, el de aquel negrito del áfrica tropical, para mi es entrañable, porque mi hija de con apenas dos meses, cuando estaba enganchadita al pecho de su mamá, lo soltaba, buscaba la melodía y cuando terminaba, con su bigotillo lleno de leche, de nuevo buscaba ese peculiar grifo. Esa imagen se quedó grabada en mi mente como las más dulce que pude contemplar. Mis brazos sostenían ese gesto y eso es algo maravilloso.
Elías Moro (Madrid, "cosecha" del 59). Jugaba al baloncesto. Ahora quiere a sus mujeres (4) y a sus amigos, lee lo que le dejan, escribe como puede, baila salsa (aunque lo que le gusta de verdad es el tango). Algún enemigo tendrá también por ahí, no voy a decir que no. Estado actual: escéptico.
TESTIGOS DE CARGO
"Cuando escribes te manchas de ti mismo". Tomás Sánchez Santiago Foto de Guillermo Gallego
Ostras que recuerdos Elías!!!
ResponderEliminarQué genial
«... si lo toma el ciclista /se hace el dueño de la pista / y si es el boxeador / golpea que es un primor...»: no era listo ni na aquel negrito del África tropical... (y, de verdad, qué rico el colacao). Estos cromos de época hacen que los relojes marchen hacia atrás... Un placer verlos.
ResponderEliminarGracias, Madison, por el adjetivo, pero el mérito no es mío, sino de aquellos publicistas cuyos eslóganes aún percuten en la memoria.
ResponderEliminarYo sólo "me acuerdo".
Abrazos.
Bien completado, Alfredo. Y sí que era listo aquel negrito.
ResponderEliminarGracias por el comentario.
Voy a prepararme un Cola-cao para celebrar tu visita.
Abrazos.
Sólo falta la banda sonora de ambos mensajes; la del cola-cao ya la ha completado Alfredo; en cuanto a la de Persil, debemos acudir a Mendelssohn, don Félix.
ResponderEliminarBien traído.
Un abrazo.
Ay, ay, ay, el de aquel negrito del áfrica tropical, para mi es entrañable, porque mi hija de con apenas dos meses, cuando estaba enganchadita al pecho de su mamá, lo soltaba, buscaba la melodía y cuando terminaba, con su bigotillo lleno de leche, de nuevo buscaba ese peculiar grifo. Esa imagen se quedó grabada en mi mente como las más dulce que pude contemplar. Mis brazos sostenían ese gesto y eso es algo maravilloso.
ResponderEliminarQUe entrada con más belleza me traes.
Un abrazo.
Qué buenos carteles y qué recuerdos
ResponderEliminarSaludos
Bueno, Antonio, pues ahí tienes el enlace con la banda sonora de "el alimento de la juventud".
ResponderEliminarAbrazos.
Para belleza, Lola, la de tu comentario.
ResponderEliminaresa imagen del bebé en el pecho de la madre siempre produce una infinita ternura.
Gracias por tus hermosas palabras.
Abrazos.
Gracias, Felipe. Estos antiguos carteles y anuncios no son más que un entrañable ejercicio de memoria que me gusta compartir con vosotros.
ResponderEliminarSaludos.