Extinción
El día en que las moscas del vinagre supieron (tras sufrir una extraña mutación que las dotó de conciencia) que compartían gran parte de su código genético con el ser humano, empezaron a matarse unas a otras.
De lo que piensan las cosas
“Estoy harta de tanta muerte inútil, esta es una guerra perdida de antemano”, se dijo la paleta matamoscas antes de arrojarse al fuego desde el borde de la repisa.
Lo de las moscas, real como la vida misma.
ResponderEliminarLo de la paleta, toda una inmolación.
Y así va el mundo.
Un abrazo
¿Terminaremos como las moscas Elías?
ResponderEliminarMe pido la miel y el veranillos del membrillo, al menos están más dulces.
Si es que cuando digo que eres un genio, que me quito el sombrero, que me cuadro. Jajajajaja, bueno cambiemos el formalismo por una cálido abrazo, ¿mejor?
Sí, Antonio, así nos va: malamente.
ResponderEliminarAbrazos.
Así llevamos toda la historia, Lola.
ResponderEliminarMenos mal que, como dices, están la miel y los membrillos, y los amigos y los abrazos.
Como éste que ahora te envío.