Para que quede claro desde ya: tampoco es que quisiera haber matado a ese en concreto.
La verdad, yo no sé qué me pasa pero es ver a un nazareno con el cucurucho en la cabeza, la casulla ésa que se ponen cubriéndoles la cara, el ruido de las cadenas arrastrándose… y me entra un comecome insoportable.
Si a esto le sumamos ese espantoso estruendo de tambores y cornetas desafinadas, los que chillan saetas en los balcones, el humazo de los velones, que eso no puede ser bueno, pues…
Yo disparo al tuntún, a lo que salga. Pero claro, con tanta procesión, venga a pasar nazarenos unos detrás de otros, cofradía tras cofradía, penitentes y venga penitentes, pues a alguno le tiene que tocar, ya me diréis.
El loquero dice que esta fijación mía con las capuchas y los capirotes tiene que proceder de algún trauma de la infancia.
Pero vamos, que yo recuerde…
Don Elías, tenga usté cuidado. Que uno escribe y escribe, cuenta una historia, un pensamiento, una reflexión, y ¡zas! los carga el diablo o vaya usté a saber quién. Seguro que hay alguien, algún anónimo, que le dice cuatro cosas por hablar de lo que no conoce y cargarse nazarenos al tuntún; por lo que se ve, junto a las procesiones, velones, cadenas y demás... especies protegidas.
ResponderEliminarGracias por arrancarnos una sonrisa.
Un abrazo.
jajajajajaja
ResponderEliminarA mi me da un mal rollo...y luego los que se pegan a ellos mismos. No se, no entiendo.
Bueno, tú tranquilo, que esto ya está tocando a su fin. El lunes otra vez cada uno a lo suyo.
ResponderEliminarTe confieso que yo hace años que no veo ni un capirote.
Hasta la próxima.
Voy a contarte una secretillo, tuve un novio a mis 18 años, que veía todos los días, a ser posible todas las procesiones, y claro yo a su lado, a mis 20 años se rompió la relación, por otros motivos claro.
ResponderEliminarDesde entonces el viernes de dolores, mi día, me cojo vacaciones, (cuando puedo), busco una playa donde acampar y dejar que el sol me fustigue, la brisa, la cervecita, los boqueroncitos, jajajajajaja.
Dile a tu loquero que te recete ese remedio, ya verás como se te pasa la obsesión.
Me voy de tu ventanita con las pulsaciones alborotadas o con la risa en la cara.
Eres un genio.
Un beso.
Queridas Lola, Mercedes, Madison, querido Antonio: vuestras sonrisas en los comentarios
ResponderEliminarme confirman una cosa: que al menos en este "desliz" he acertado. Lo que visto lo visto, no es "moco de pavo" como suele decirse.
Y Lola: me da a mí que a ese remedio tuyo de las cervecitas, los boquerones, la brisilla del mar... nos apuntábamos todos.
Y unas risas, y unos abrazos.
Al loquero que le den morcilla.
Gracias por estar ahí.
Si es que no puede ser bueno algo que da miedo a los niños (a mi hija, por ejemplo) hasta vistos por la tele. En fin, mejor tomarlo con humor.
ResponderEliminar¿A quién te cargas cuando llueve?
ResponderEliminarPues todavía a ninguno, Roberto, pero me acabas de dar una idea.
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