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Naranja
Naranja
en la piel sin mácula de las naranjas,
en el aliento de las vacas de leche,
en la claridad de la ternura,
en el cántico amargo de los mendigos,
en la duradera amenaza del ámbar,
en el uniforme de las azafatas,
en la multitud de los colegios,
ante las manos sin tiempo del silencio.
No sé si me gusta más su sabor o su color...
ResponderEliminarUn saludo.
En los salvavidas, de la cruz roja.
ResponderEliminarEn los conos de tráfico.
En los atarceceres de mi costa cada tarde.
En uno de los vestidos de mi hija.
En los logotipos de los que quieren vender.
Y en mi naranjito del mundial´82.
Amplia entrada, Elías.
Como siempre un placer.
Interesantes estos poemas "de colores" que nos vas dejando. Enumeraciones, aparentemente sin norte, que no dejan de sugerir (el "verbo" es cosa nuestra), en un paseo sereno y medido por la naturaleza y lo cotidiano. Si el púrpura lo disfruté en silencio, gozo, y comparto mi gozo, en público, junto a mi aplauso.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ambos, Mercedes, -color y sabor- son también para mí de lo más apetecible.
ResponderEliminarAbrazo.
Caramba, Lola, "Naranjito", cuánto tiempo.
ResponderEliminarHay que ver qué feas son todas las mascotas de los eventos depertivos. Entrañables en algún caso, sí, pero feas, feas.
Un placer también tus comentarios.
Abrazo.
Antonio: esos poemas son muy especiales para mí.
ResponderEliminarFueron escritos en un momento de esos en que es necesario hacer algo, lo que sea, para salir del marasmo. Y esos poemas ayudaron bastante.
Gracias por tu gozo y aplauso.
Abrazo.
La idea del silencio como algo atemporal es realmente sorprendente.
ResponderEliminarCon su permiso, meditaré mucho sobre ello.
Pd. Le diría que siguiera escribiendo, pero veo que es ud. como yo. No lo frenaría ni una estampida de elefantes sordos.
Un abrazo.
D.
Gracias, colorprimario, por tu comentario, esa intención de meditar sobre él que dices.
ResponderEliminarSi llegas a alguna conclusión, házmela saber, a ver si aprendo algo.
Abrazo.