En cuanto a la segunda frase... en pleno apogeo de la blogesfera, donde todos nos escondemos tras nombres inventados... aún se siente ese cosquilleo. Sí, sigue dando miedo arriesgarte a escribir y compartir lo que llevas dentro.
Estando de acuerdo con todo lo que decís cada uno de vosotros, he de confesar que a mí las palabras lo que me producen es un respeto bárbaro. Son un arma muy poderosa: dependiendo de cómo se utilicen, hacia quién o qué se dirijan, pueden tanto sanar como causar el dolor más profundo. Respeto, ya digo.
Palabras o escalofríos, vértigos donde nos apoyamos para volar, o caer, o seducir, o resucitar...Palabras o nidos, precipicios y torres. !Qué vicio y qué peligro!. Saludos a Extremadura del alma (viví en Valencia de Alcántara y no lo olvido). Encantada de encontrarte.
Bienvenida, Esmeralda a esta ventana, y muchas gracias por tu visita y tus comentarios alrededor de las palabras. En tu blog, en la entrada donde hablas de ellas, te he dejado un comentario. Y recuerdos a Asturias, donde me enamoré por primera vez. Un abrazo.
Total, que las palabras parecen ser un peligro porque siempre dicen más y otra cosa. Es extraño. Hace tiempo que pienso precisamente eso mismo de la realidad.
Elías Moro (Madrid, "cosecha" del 59). Jugaba al baloncesto. Ahora quiere a sus mujeres (4) y a sus amigos, lee lo que le dejan, escribe como puede, baila salsa (aunque lo que le gusta de verdad es el tango). Algún enemigo tendrá también por ahí, no voy a decir que no. Estado actual: escéptico.
TESTIGOS DE CARGO
"Cuando escribes te manchas de ti mismo". Tomás Sánchez Santiago Foto de Guillermo Gallego
Interesante tu blog
ResponderEliminarEn cuanto a la segunda frase... en pleno apogeo de la blogesfera, donde todos nos escondemos tras nombres inventados... aún se siente ese cosquilleo. Sí, sigue dando miedo arriesgarte a escribir y compartir lo que llevas dentro.
un saludo
La palabra es poderosa, qué duda cabe. Y nos define, para bien y para mal.
ResponderEliminarInteresantes frases.
Un abrazo.
Ayy Alejandra, mi punto débil Elías, me gusta tanto su escritura
ResponderEliminar¿Has leido una carta que le escribe Julio Cortazar? es maravillosa
Dos citas certeras. Dos dardos para reflexionar.
ResponderEliminarUna vez más, gracias por compartir tales joyas.
Un abrazo.
"Una palabra tuya bastará para sanarme", liturgia de la eucaristía.
ResponderEliminarPero a mi parecer, las palabras, son una gran responsabilidad, otras una liberación, otras una carga y la gran mayoria un despilfarro de fonemas.
Una entrada palca en palabras pero abundante en connotaciones.
Qué habilidad amigo Elías.
Un fuerte abrazo lleno de mi admiración.
Estando de acuerdo con todo lo que decís cada uno de vosotros, he de confesar que a mí las palabras lo que me producen es un respeto bárbaro.
ResponderEliminarSon un arma muy poderosa: dependiendo de cómo se utilicen, hacia quién o qué se dirijan, pueden tanto sanar como causar el dolor más profundo.
Respeto, ya digo.
Gracias por compartir vuestras reflexiones.
Abrazo a todos.
Palabras o escalofríos, vértigos donde nos apoyamos para volar, o caer, o seducir, o resucitar...Palabras o nidos, precipicios y torres. !Qué vicio y qué peligro!.
ResponderEliminarSaludos a Extremadura del alma (viví en Valencia de Alcántara y no lo olvido).
Encantada de encontrarte.
Bienvenida, Esmeralda a esta ventana, y muchas gracias por tu visita y tus comentarios alrededor de las palabras.
ResponderEliminarEn tu blog, en la entrada donde hablas de ellas, te he dejado un comentario.
Y recuerdos a Asturias, donde me enamoré por primera vez.
Un abrazo.
Total, que las palabras parecen ser un peligro porque siempre dicen más y otra cosa. Es extraño. Hace tiempo que pienso precisamente eso mismo de la realidad.
ResponderEliminarUn saludo.
D.