Tarde de primavera: un trío de músicos callejeros (por más señas, rumanos, los latinos del Este) toca con pasión una arrebatada melodía carioca y universal: Brazil.
Y entre la riada de gente que deambula por la calle arriba y abajo me parece distinguir que algunos viandantes lo hacen marcando el ritmo casi clandestinamente, como con vergüenza.
Por la mañana, en la misma calle, me han regalado un clavel rojo y este texto es un intermedio en la lectura de un libro sobre Portugal escrito por alguien que se dice -y lo parece- medio español en Portugal, medio portugués en España.
Hace 4 años
Y, además, Grândola Vila Morena...
ResponderEliminarCon la que está cayendo, no está de más volver a sus versos.
Un abrazo.
Cuánto me gusta haber coincidido contigo en tema e imagen, será por Grândola, terra da fraternidade.
ResponderEliminarUn abrazo.
La esperanza que aportó aquella "revoluçao" no es algo que se olvide fácilmente.
ResponderEliminarY yo además, amigos, tengo Portugal -mi "otra patria"- a la puerta de casa como quien dice.
Abrazos también para vosotros.