jueves, 29 de abril de 2010

Cementerio Alemán de Yuste (Una antología)





En la hermosa comarca de la Vera cacereña, en el norte extremeño, en la subida desde el pueblo de Cuacos de Yuste hasta el Monasterio del mismo nombre donde Carlos V pasó sus últimos días, existe un lugar singular y mágico: el Cementerio Alemán.

En la entrada del mismo hay una placa donde, traducido del alemán, aparece el siguiente texto:

En este cementerio de soldados descansan 28 soldados de la Primera Guerra Mundial y 154 de la Segunda Guerra Mundial. Pertenecieron a tripulaciones de aviones que cayeron sobre España, submarinos y otros navíos de la armada hundidos. Algunos de ellos murieron en hospitales españoles a causa de sus heridas. Sus tumbas estaban repartidas por toda España, allí donde el mar los arrojó a tierra, donde cayeron sus aviones o donde murieron. El Volksbund en los años 1980–1988 los reunió en esta última morada inaugurada en presencia del embajador de la República Federal de Alemania en un acto conmemorativo hispano-alemán el 1 de junio de 1988.
Recordad a los muertos con profundo respeto y humildad.






Unas sencillas cruces de granito oscuro, con el nombre, rango y fechas de nacimiento y muerte, señalan las tumbas.

Su sencillez y serenidad, ha inspirado la obra de varios poetas y literatos, con textos y poemas que son los que me propongo recoger en esta antología.

Comienzo la misma con un hermoso poema de Álvaro Valverde, iniciador de esta saga de poemas en su libro Una oculta razón (IV Premio Loewe, Visor, 1991).

Agradezco de corazón los permisos de los autores para reproducir aquí sus textos sobre tan evocador lugar.


Cementerio Alemán


Tiene la muerte una medida exacta.
En línea, los túmulos recuerdan
los nombres y las fechas de los héroes.
La edad ignora cuándo
podría haber llegado el dulce fruto
final de la derrota.
Nada preserva, en cambio, la memoria
de aquellos que cayeron en combate.
Sus rostros son anónimos. Sus vidas,
hermosas y lejanas como el sueño
que habita las ciudades que dejaron.

Nos trae a este lugar una costumbre
de ausencia y de sosiego.
Hacia el sur, bajo el muro,
duermen viñas caídas
y a la sombra sin sombra de los viejos olivos
el silencio es solemne.
Con las últimas luces, la mirada se pierde,
luminosa de eterno.

Álvaro Valverde

5 comentarios:

  1. Sin duda, un interesantísimo poema éste de Alvaro. Conozco el sitio y no puede estar mejor definido. Aguardo con impaciencia sucesivas entregas. Buena idea, la de recoger estos poemas a modo de antología.

    Un abrazo.

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  2. He sentido una agradable sensación al evocar, un lugar conocido y disfrutado muchas veces personalmente, a través de este poema de Alvaro Valverde.

    Gracias por traerlo y por pararte en ese punto especial de mi tierra.

    Encantada de estar aquí.

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  3. Excelente idea la de la antología, y estupendo que el pórtico sea este poema de Álvaro

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  4. Lástima que esa lugar de ausencias y silencios comience a verse perturbado por lo que pretenden hacer en Yuste, ahí al lado, de donde parece haberse ido todo recogimiento y quietud.

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  5. Es un lugar especial ese cementerio. Al menos así lo recuerdo y lo demuestra que varios poetas se hayan sentido inspirados por ese recinto.
    Los poemas que conozco, y que iré colgando en el blog, dan buena de ello.
    Gracias a todos por vuestros comentarios.

    Abrazos.

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