Desde aquella legendaria y patriotera frase, añadida ya al acervo comun de “A mí el pelotón, Sabino, que los arrollo”, que supuestamente le lanzó José María Belauste a su companero de selección y del Athletic, Sabino Bilbao, en el partido España-Suecia (2-1) de los Juegos Olímpicos de Amberes en 1920, y dio origen a la llamada “furia española”, hasta esa execrable expresión, tan en boga en labios de penosos comentaristas, del “tiqui-taca”, para referirse al fútbol preciosista, de toque y control, de mimo al balón, que últimamente distingue al combinado nacional, la historia de la Selección Española de Fútbol ha estado sembrada de fracasos y decepciones.
Con las únicas excepciones de las Eurocopas de 1964 y 2008 (rusos y alemanes, respectivamente, "cayeron con las botas puestas"), y hasta la final de ayer en Johannesburgo (también llamado Igoli -Lugar de plata- en el idioma zulú), donde los “tulipanes” abominaron del juego elegante y vertical que siempre ha caracterizado a los orange, y donde lo fiaron todo a la violencia y las protestas (imagino a Cruyff, a Neeskens, a Krol, a Gullit, a Van Basten... muertos de vergüenza ante el dirty play de sus compatriotas), esa historia del balompié patrio ha sido bien amarga en casi todas las citas importantes.
Por todo eso, hoy me acuerdo del "gol fantasma" de Michel frente a Brasil, de los fallos clamorosos de Cardeñosa y Salinas, de la rota nariz de Luis Enrique (en las narices del árbitro) por el codazo criminal de Tassotti, del atraco egipcio en Corea del Sur, de los goles en propia meta de Arconada y Zubizarreta, de aquellos penaltis errados, ay, por Eloy y por Raúl…
Por todo eso, hoy me acuerdo de los perdedores.
Está bien eso de acordarse de los perdedores. Yo incluiría también a los holandeses que perdieron las dos finales anteriores y que ayer ganaron reencarnados en una España que fue más Holanda que Holanda.
ResponderEliminarJe,je,je,je... La verdad, no sé cómo tomarme estas palabras. En fin, pobrecitos.
ResponderEliminarSaludos.
Fíjate, Elías, que me ha gustado mucho leer esta entrada tuya, aunque no soy futbolera. (También leía siempre con entusiasmo las crónicas taurinas de Joaquin Vidal, aun no siendo ya aficionada a los toros). Y es que siempre es un placer leer lo inteligente y bien escrito...
ResponderEliminarUn beso.
No creo que sea casual la victoria. Tal vez tuvo que pasar aquello para que hoy asistamos a esto. El arbolito no se sustenta sin raíces.
ResponderEliminarCreo que ayer, Casillas llevaba el mismo color de camiseta, y pienso que hasta el diseño, salvando las modas, que Arconada en una ocasión.
Todo es cíclico, la selección española ha jugado muy bien en muchas ocasiones anteriores, y ahora, nos ha tocado por derecho.
Parece mentira, pero el mundo entero estuvo pendiente de la "furia roja" y ahora somos actuales campeones de Europa y del mundo. La cosa es como es.
Un gustito así, no viene mal y más ahora en verano.
Me encantó el post.
Un saludo
De acuerdo, Jesús, en lo de los holandeses; pero de ésos a los que tú te refieres, y de los que cito algunos de pasada en la entrada.
ResponderEliminarPorque de los de ayer... De pena.
Gracias por la visita.
Un abrazo.
Mercedes; tomátelas en serio.
ResponderEliminarDe verdad que ayer, después del pitido final, mi primer recuerdo fue para esos -entre muchos otros- perdedores.
Abrazos.
Gracias, Isabel, por tu comentario.
ResponderEliminarYo sí soy futbolero (antes mucho más que ahora, mi "Rayo" no hace más que darme disgustos), y estos partidos internacionales los disfruto mucho.
En cuanto a Joaquín Vidal, completamente de acuerdo: un maestro.
Palabra, por cierto, tan taurina.
Otro para ti.
Ula: seguramente sea cierto eso que dices: que de aquellos fracasos haya surgido este triunfo.
ResponderEliminarEn cuanto a lo de Casillas, me parece que llevas razón; creo haber leído algo al respecto en algún sitio.
Y me alegro mucho de tu visita y de que te haya gustado la entrada.
Un saludo.