4. Incluso los peces son pacíficos y domesticables; se acercan con rapidez cuando se los llama y hasta aceptan la comida que se les da, como por ejemplo la anguila sagrada de la fuente de Aretusa. Se dice que una murena, cuyo amo era el romano Craso, había sido adornada con aros y collares de piedras preciosas, como si fuera una doncella; esa murena acudía al llamado de Craso, cuya voz reconocía; salía a la superficie y aceptaba de buen grado lo que su amo le presentaba, con rapidez y de buen grado, y se lo tragaba. Según se refiere, Craso lloró la muerte de la murena y le dio sepultura. Cierto día, Domicio lo increpó: “Desdichado, ¿lloras por una murena muerta? Craso replicó diciendo: “Yo lloro por un animal, mientras que tú ya enterraste a tres esposas sin llorarlas”.
Unos egipcios me refirieron que los cocodrilos sagrados son dóciles, que están domesticados y toleran sin inconveniente que sus cuidadores los toquen por todas partes, que mantienen la boca abierta cuando les limpian los dientes y les quitan las fibras de carne que les hayan quedado adheridas. También sostienen los egipcios que los cocodrilos tienen el don de augurar y lo prueban con este relato: Tolomeo (esos egipcios sabrán de qué Tolomeo se trata) llamó al más dócil de sus cocodrilos, que no hizo caso ni quiso comer lo que el amo le ofrecía; los sacerdotes estuvieron de acuerdo en señalar que el cocodrilo rechazó la comida porque había comprendido que el fin de Tolomeo se aproximaba.
Claudio Eliano
De Natura Animalium - Libro VIII
Curioso e interesante, mas nos quedamos sin saber si Tolomeo (de los Tolomeo de toda la vida, que dirían los goma espuma) se murió o algo, con lo cual:
ResponderEliminarempirismo; cero
imaginación; uno
Besos, muchos.
Ese cocodrilo augur que rechaza la comida porque comprendió que el fin de Tolomeo estaba cerca... Conmovedor, como para no llorarlo, como Craso a su murena.
ResponderEliminarUn abrazo.
Enigmática entrada, con algo de místicismo y un respeto auténtico por la madre naturaleza.
ResponderEliminarComo me gusta Elías, esos mensajes oculto y no tan ocultos que traen tus palabras enganchados.
Un abrazo y feliz verano.
Sí, Paloma, de los Tolomeo de toda la vida (los de la tienda de la esquina).
ResponderEliminarY sí, parecer ser que palmó en cuanto el reptil le echó el ojo encima.
Listo el animalito.
Un beso.
A veces, Daniel (muchas veces), los animales se merecen las lágrimas más que muchos humanos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Son palabras, Lola, que tienen casi dos mil años.
ResponderEliminarLa verdad viene de lejos, pero todavía no hemos sido capaces de encontrarnos con ella.
Otro para ti y el mismo deseo.