"Ningún poeta hay tan malo como Cervantes,
ni tan necio que alabe a don Quijote".
"Secuaces de la Vega siempre llana de Lope,
graznan el antiguo idioma:
patos de la aguachirle castellana".
Luis de Góngora y Argote
"Gongorilla, Gongorilla: verdugo de los vocablos,
que a puras vueltas de cuerda
los haces que digan algo".
Francisco de Quevedo y Villegas
Sorprendentes afirmaciones.
ResponderEliminarUn abrazo.
No me importaría ser mordida por una de estas víboras, que maravilla de palabras, destiladas, anuncidas de esa manera tan magistral.
ResponderEliminarEsta entrada Elías, está llena de connotaciones, que audaz.
Un abrazo.
Lola
Bueno, la verdad es que, a día de hoy, a veces parece que la danza sigue.
ResponderEliminarUn abrazo
La envidia, literiamente hablando, siempre fue una oculta prueba de admiración... aunque en estos tres casos, además, fue, muy seguramente, un acicate para mejorar como escritores y para empeorar como críticos.
ResponderEliminarTiene gracia. ¡Tres genios con mucho ingenio y con mucho genio!
Para mí, aunque la decisión duela, el mejor sigue siendo Quevedo.
Un abrazo
JM
Queridos todos: esto de las envidias e inquinas entre escritores, viene de lejos, de muy lejos; los clásicos griegos y latinos no les iban a la zaga a mala leche a los nuestros del Siglo de Oro. Lo único es que antes se lo decían a la cara, a pecho descubierto, y con bastante más talento del que gastamos ahora, en que nos refugiamos en la hipocresía y en lo políticamente correcto para nadar y guardar la ropa. Somos más cobardes, en suma.
ResponderEliminarY José Manuel: de ese triplete, yo también me quedo con Quevedo.
Abrazos.