jueves, 25 de marzo de 2010

El jamón


La pata del guarro lucía lustrosa en el jamonero. Parecía, con las ristras de ajos y pimientos secos colgando por encima y el cuenco con las cebollas rojas a un lado, un bodegón de museo: el corte perfecto, sus vetitas de rica grasa bien repartidas por entre la carne rojiza y prieta, su tocinillo abrazándola con cariño… Apetecible de verdad.
No sé si es que el camarero me tendría manía o qué, pero el caso es que siempre que le pedía una ración (el jamón es que me vuelve loco), las lonchas que me servía en el plato parecían peces resecos en la orilla, suelas de zapato, osamentas en un desierto... Para mí que el tío se iba siempre a propósito a la parte más tiesa de la pata en cuanto escuchaba la comanda tan solo por el gusto de hacerme la puñeta.

Para más inri, los vecinos de barra no paraban de hacerse lenguas de la exquisitez porcina: que si cómo está el jamón; que si cojonudo; que si para chuparse los dedos; que si a mí del guarro me gustan hasta los andares… Esos lugares comunes donde a uno le gustaría estar, no digo todos los días, porque unos salen buenos y otros no tanto y unas veces se puede y otras no, pero sí darse una alegría de vez en cuando. Que tampoco es pedir demasiado, vamos, me parece a mí.

Y aunque uno no es de mucho protestar y se come lo que le echen (que me lo enseñó mi madre desde chiquinino) todo en la vida tiene un límite, a ver si no.


El día de autos, harto ya de sus desplantes, salté la barra, agarré el ya casi esqueleto del "pata negra" por la parte de la pezuña y, a pesar de que él tenía el cuchillo en la mano dándoselas de espadachín, no me amilané; tras el primer amago, y mientras en una finta digna de un peso medio esquivaba su mandoble defensivo, se lo estampé de lleno en la sien.

Cayó redondo.

K.O. en el primer asalto.

Lo que nunca podré perdonarle es que me hizo aborrecer el jamón.

Y eso sí que no.

14 comentarios:

  1. Justicia pata negra, sin duda. ¡Y muy bien dictada!

    Una vez más disfruto con la historia. Por cierto, leída entre bocao y bocao de jabugo.

    Un abrazo.

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  2. Estoy leyendo ya los "Deslices" que me has enviado. El del jamón es bueno, pero el de un chino entre tantos millones, o el del ingeniero que no sabía "programar" la lavadora... Bueno, bueno,ya te haré un balance definitivo de mis favoritos cuando los termine, si no me muero antes ( o me matas) de la risa.
    Un beso

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  3. Justo escarmiento al camarero; lamento por las consecuencias gastronómicas.

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  4. Jajajajajaja, mira que con lo de veces que me eché a la boca una exquisitez jabuga, tu historia le dio un gustillo deferente.
    Si es que el Jabugo es el Jabugo.
    Jajajaja.
    Ayer cumplí un añito, bueno el blog, pásate si te apetece y puedes.
    Un abrazo.

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  5. El jamón solo pueden aborrecerlo quienes lo curan...
    Un abrazo y gracias, coleguín.

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  6. Que buen rato he pasado leyendote!!!
    Buenas noches, me encanta las personas que tienen buen humor

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  7. Tus historias son cercanas, originales, divertidas, contundentes, da gusto pasarse por aquí y leer. Un saludo.

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  8. Tú sí que sabes, Antonio. Y con un vinito o una cervecita, ni te cuento.
    Que aproveche.
    Saludos.

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  9. Gracias, Isabel, por tu risa. Pero no te mueras, anda.
    Espero tu opinión sobre todo el lote.
    Aunque desde que te lo envié, alguno más ha caído por el camino.
    Besos.

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  10. Miguel: te tengo enlazado desde que creé mi blog, pero no soy capaz de hacerte comentarios. Seguramente, torpeza mía. Me encantan tus entradas, disfruto mucho de ese punto de ironía (una de las bellas artes) que les das con maestría.
    Gracias por pasarte por aquí, me ha hecho mucha ilusión.
    Abrazos.

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  11. Gracias, Lola: me alegro por tus risas en estos momentos difíciles para ti.Sólo por eso ha merecido la pena escribir el texto.
    Y para pasar las penas, ¿qué mejor que un "bocata" de jamón?
    Abrazos.

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  12. Pues dejamos una racioncita pendiente, Pipe.
    Para disfrutarla en buena compañía. Y a ver si tenemos suerte con el mozo que lo corta.
    Gran abrazo, amigo.

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  13. El buen humor, Madison, es una de las pocas cosas que merecen la pena. Y hay que cultivarlo en todo momento y situación.
    Abrazos.

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  14. Gracias, Carlos, por tus comentarios. Un placer también tus visitas.
    Abrazos.

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