Ayer, leyendo un precioso artículo en el estupendo blog de Daniel Domínguez, La escuela de los domingos, se me empezó a venir a la mente este antiguo "Me acuerdo" que publiqué -cuando todos éramos quince años más jóvenes- en la revista extremeña de cine "V.O.".
Luego, cuando leí el comentario de Madison a dicho artículo, ya no tuve dudas; me puse a buscarlo y hoy lo cuelgo aquí, a ambos dedicado.
"Cine, cine, cine, cine, más cine por favor..." Luis Eduardo Aute
Me acuerdo de Chaplin y de Groucho, de Bogart y de Ingrid, de la Hepburn y de Welles, de aquella primera escena de la historia del cinematógrafo en que unos obreros salían de una fábrica, de los hermanos Lumière, de los hombres y mujeres que creían firmemente que todo aquello era cosa del diablo, de los que se sentían estafados porque cómo era posible que ese mendigo fuese la misma persona que el príncipe de la semana antes.
Luego, cuando leí el comentario de Madison a dicho artículo, ya no tuve dudas; me puse a buscarlo y hoy lo cuelgo aquí, a ambos dedicado.
"Cine, cine, cine, cine, más cine por favor..." Luis Eduardo Aute
Me acuerdo de Chaplin y de Groucho, de Bogart y de Ingrid, de la Hepburn y de Welles, de aquella primera escena de la historia del cinematógrafo en que unos obreros salían de una fábrica, de los hermanos Lumière, de los hombres y mujeres que creían firmemente que todo aquello era cosa del diablo, de los que se sentían estafados porque cómo era posible que ese mendigo fuese la misma persona que el príncipe de la semana antes.
Me acuerdo de los programas dobles en las tardes de domingo, cuando el tiempo era un tedio amarillo y hasta los sueños escaseaban, de acomodadores con uniforme de almirante que blandían una linterna de petaca y marcaban un camino en la oscuridad que no era prudente abandonar, del perfume atomizado con un pulverizador de tracción animal, del terciopelo ajado del salón.
Días de épica y mares procelosos, de safaris y comanches, de gánsteres y dragones, de polis, romanos y piratas.
Me acuerdo del estruendo de las pipas en el silencio espeso de la sala, de los pateos, rechiflas e insultos dedicados al operador cuando cortaba el momento del beso dejándonos con la miel en los labios, del gallinero y la fila de los mancos, del visite nuestro bar, en aquel firmamento en technicolor que nos hipnotizaba para varios días.
Me acuerdo de Cantinflas y Jerry Lewis, de Bela Lugosi y Boris Karloff, de "La conquista del Oeste" y "El puente sobre el Río Kwai", de un taquillero siniestro y una taquillera guapa, de las diez pesetas de la entrada.
Tardes de lírica y amores imposibles, de romances frustrados y valses deslumbrantes, de Fred Astaire y Ginger Rogers, de Robert Taylor y Mirna Loy, de Gene Kelly cantando bajo la lluvia.
Me acuerdo de los cucuruchos de palomitas y los cigarrillos a escondidas, de besos clandestinos y caricias fugaces, de lágrimas y puñetazos.
Noches trágicas de acción y misterio, de intriga y terror, de policías tozudos y asesinos implacables, de espías astutos y viajes intergalácticos.
Y me acuerdo de las comedias de Wilder y las intrigas de Hitchock, de Tarzán y de Espartaco, de Indiana Jones y Woody Allen, de la lluvia y la tristeza a la salida.
Que hermosa entrada, excelente. Además Cinema Paradiso es una de mis peliculas (con banda sonora incluida) favoritas.
ResponderEliminarUn abrazo
Cuántos recuerdos en el lugar común de una memoria compartida. Entre ellos, el cine, con sus sesiones dobles, sus héroes y villanos, y los mismos y peculiares locales de las salas tiene un espacio propio y determinante, sin duda.
ResponderEliminarNo hace mucho, también yo echaba mano de recuerdos similares. cine de verano
Se ve que hay "andancio" de nostalgias.
Un abrazo a ambos.
Precioso.
ResponderEliminarQué triste salir del cine un domingo por la tarde. También lo era en Buenos Aires, hace ocho millones de años.
Un saludo.
Que maravilla Elías!
ResponderEliminarPues ahora recuerdo que te debo un enlace del "me acuerdo" que yo puse en otro lugar.
Un abrazo
Vi este filme tantas vezes e choro sempre como uma Madalena.
ResponderEliminarE são as películas que vi em criança que recordo melhor..
Abraço
Gracias, Suso. Me alegro de haber acertado contigo. Yo, cuando me pongo nostálgico, vuelva a verla y venga, a reír o a llorar.
ResponderEliminarAbrazo.
Antonio: es que la memoria si no se comparte se empobrece. Y tú lo has hecho espléndidamente en ese "cine de verano" que enlazas. Por cierto, que la imagen que ilustra esa entrada, la tengo yo también en mi archivo para ilustrar uno de mis "me acuerdo" en que hablo de esos cines.
ResponderEliminarAbrazo
Una de las peores tristezas, Blanco, ésa de sentirte indefenso de niño, bajo la lluvia a la salida del cine, otra vez de nuevo en la cruda realidad.
ResponderEliminarAbrazo.
Gracias a ti, Madison; tú eres en parte "culpable" de que haya recuperado este texto del desván de la memoria.
ResponderEliminarMe alegro tanto de que te haya gustado.
Abrazos.
Eu tambén, Teresa, eu tambén choro com este filme.
ResponderEliminarMuito obrigado por tuas palavras.
Abraço
Con mucho retraso leo esta hermosísima entrada (como el texto del antiguo "Me acuerdo"). Una bella memoria del cine. Gracias por la cita y el enlace.
ResponderEliminarUn abrazo.
De nada, Daniel; un placer dedicártela por todo lo que nos enseñas en tu página.
ResponderEliminarLa pena es que no sé cómo hacer comentarios en tu página. Soy muy torpe para estas cosas.
Pero seguiré intentándolo.
Un abrazo.