Los textos publicados bajo esta etiqueta de Hasta que la muerte nos separe son un homenaje implícito a Max Aub y sus "Crímenes ejemplares".
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Chef
No digo yo que no cocinara bien, eso no; cocinar, cocinaba de muerte, que muchas de sus recetas se las copiaba y luego bien ricas que me salían; a mí, que siempre he sido un patán para estas cosas de los pucheros y las cacerolas.
Pero era abrir la boca y es que me sublevaba: que si un poquito de salecita, que si un huevito, que si dos ajitos en laminitas, que si cogemos el tomatito…
Un tío de pelo en pecho, más grande que un castillo. Y encima con ese gorro ridículo.
¿No le daría vergüenza?
Y él sería un grandísimo chef, pero yo soy catedrático de Lengua.
Así que lo maté un poquito.
En su salsa, como quien dice.
Pero era abrir la boca y es que me sublevaba: que si un poquito de salecita, que si un huevito, que si dos ajitos en laminitas, que si cogemos el tomatito…
Un tío de pelo en pecho, más grande que un castillo. Y encima con ese gorro ridículo.
¿No le daría vergüenza?
Y él sería un grandísimo chef, pero yo soy catedrático de Lengua.
Así que lo maté un poquito.
En su salsa, como quien dice.
Qué gustito me ha dejado este texto, Don Elías.
ResponderEliminarRico, rico...
Un abrazo.
Gracias, Don Antonio. Es que a mí me pasa como al protagonista; tanto diminutivo junto, como que no.
ResponderEliminarUn abrazo.