La casa de Trotsky es el título de uno de los últimos libros aparecidos en La Isla de Siltolá, esa editorial de Sevilla que no deja de asombrarnos por la cantidad y calidad de sus publicaciones, gracias sean dadas a Javier Sánchez Menéndez, su editor y piloto, amén de magnífico poeta él mismo (no dejar de leer Una aproximación al desconcierto, Sim/Libros, 2011, su última entrega después de quince años de silencio poético).
Cristián Gómez Olivares, nacido en Santiago de Chile en 1971 y residente en los Estados Unidos, es un poeta poco conocido en España -con éste, y hasta donde se me alcanza, son tres los libros suyos publicados aquí: Pie quebrado (Amarú, 2004), y Homenaje a Chester Kallman (Luces de Gálibo, 2010) serían los anteriores títulos del autor.
Pero a tenor de lo leído en este último, me atrevo a decir que es un poeta original y sensible que no conviene perderse.
Como botón de muestra os dejo aquí uno de sus poemas:
LISBOA
(que trata del primer derrotero
donde recabáramos, i otras
muchas historias dignas de relatar)
Soy el único extranjero que nació en esta ciudad.
Tu oscuridad desemboca en mis días
con el lenguaje inexorable de tu ausencia:
todos hablan otro idioma
pero yo entiendo los gestos de la bruma
cada vez que viene a acompañarme
cuando llego y cuando parto deste andén:
he llegado y he partido pero he llegado
y he partido nuevamente: alguien te observa
desde esta ventana
y camina alrededor de ti mismo:
eres tu propia sombra,
la que va a tu lado sin
seguirte. Entras a un café
de la calle del Rossío:
una taza servida hace mucho tiempo
te espera fría pero humeando.
Codas:
1.- El libro, como no podía ser menos con ese título, y en un rasgo que a mí me parece de un humor muy particular, está dedicado a Ramón Mercader, que como es sabido se sirvió de un piolet para despedir a Trotsky de este mundo en su casa de México.
2.- Quien quiera conocer al autor, tiene la oportunidad de hacerlo esta tarde en Cáceres, a la 19:00 horas, en el Palacio de la Isla, donde Cristián hará una lectura comentada de su obra.
Yo no podré asistir, pero espero que alguien me lo cuente.
Después de ponernos la miel en los labios, ¡qué rabia no poder estar esta tarde en Cáceres y conocer a Cristián.
ResponderEliminarHasta pronto.