martes, 28 de junio de 2011

Zapatos


En los edificios abandonados a los desastres y la incuria del olvido.
En las fábricas y talleres derrumbados, comidos por el óxido y el polvo.
En los descampados y solares dejados al acaso del tiempo y la intemperie.
Junto a las bocas sucias de los imbornales, sollozantes sobre el asfalto.
En todos esos lugares desolados y mortecinos suele haber casi siempre, insólitamente, algún zapato viejo y desparejado, tirado de cualquier manera, medio sepultado por el barro o los escombros.

Y ese zapato viudo -y si es infantil, para qué os cuento- me produce, no sé por qué, una congoja infinita.


* * * * *

Cuando tus zapatos apuntan hacia el cielo, o estás dormido, o estás borracho, o estás muerto.


3 comentarios:

  1. Me has recordado la historia de una zapatilla de deporte... Es una historia muy triste, todavía me cuesta verbalizarla. Es cierto, donde hay abandono y desolación, hay un zapato.
    Hasta pronto.

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  2. Y las muñecas, Mercedes: una muñeca en un vertedero me pone de los nervios.
    Siempre pienso en algo traumático, aunque no tenga por qué.

    Abrazo.

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  3. Es cierto, también es fácil encontrarse una muñeca. A mí me pone, más que de los nervios, muy triste. Los niños y todo lo que les rodean, como para la mayoría, son mi debilidad.
    Por cierto, esta entrada de "Zapatos" me ha inspirado muy especialmente para una próxima novela.

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