Del mismo modo que una rama caída sobre la nieve no es nada si no la define la nieve circundante, así el buitre negro se revela a la mirada en la presencia necesaria del sol. Su invisibilidad se convierte entonces en negrura, en una sombra recortada contra el destello cegador del disco solar.
Aunque nadie ha conseguido contemplar en detalle sus rasgos –aquellos que lo han intentado se han quemado los ojos-, son muchos los que afirman que es de una fealdad brutal, aterradora. Otros, más cautos, lo llaman por el nombre familiar y un tanto ominoso de Eclipse, pues su silueta semeja en efecto la de una luna deformada y grotesca que oscureciera el día. Las mujeres y los niños saben entonces que la desgracia se avecina y que no todos los hombres que salieron de buena mañana en busca de caza han de tomar de nuevo el camino de regreso. Y luego rezan, pues saben que el fuego del sol tiene ya nuevo y buen alimento.
Jordi Doce
Creo que yo lo he visto cara a cara, una vez vi algo muy, muy feo asomar por la verja de mi jardín. En casa me dicen que no, que fue mi vecino, pero no es posible que un ser humano sea tan feo.
ResponderEliminarEn serio, un gusto leer tus "definiciones" sobre lo que acontece en nuestro mundo, con esa particular, elegante e irónica visión tuya.
Hasta la próxima.