Hace 4 años
jueves, 2 de junio de 2011
El idioma castellano (Parodia)
Señores: un servidor,
Pedro Pérez Paticola,
cual la Academia Española
"Limpia, Fija y da Esplendor".
Y no por ganas de hablar,
pues les voy a demostrar
que es preciso meter mano
al idioma castellano,
donde hay mucho que arreglar.
¿Me quieren decir por qué,
en tamaño y en esencia,
hay esa gran diferencia
entre un buque y un buqué?
¿Por el acento? Pues yo,
por esa insignificancia,
no concibo la distancia
de presidio y presidió,
ni de tomas a Tomás,
ni de topo al que topó,
de paleto a paletó,
ni de colas a Colás.
Más dejemos el acento,
que convierte, como ves,
las ingles en un inglés,
y pasemos a otro cuento.
¿A ustedes no les asombra
que diciendo rico y rica,
majo y maja, chico y chica,
no digamos hombre y hombra?
Y la frase tan oída
del marido y la mujer,
¿por qué no tiene que ser
el marido y la marida?
Por eso no encuentro mal
si alguno me dice cuala,
como decimos Pascuala,
femenino de Pascual.
El sexo a hablar nos obliga
a cada cual como digo:
si es hombre, me voy contigo;
si es mujer, me voy contiga.
¿Puede darse en general,
al pasar de masculino
a su nombre femenino
nada más irracional?
La hembra del cazo es caza,
la del velo es una vela,
la del suelo es una suela
y la del plazo, una plaza;
la del correo, correa;
la del mus, musa; del can, cana;
del mes, mesa; del pan, pana
y del jaleo, jalea.
¿Por qué llamamos tortero
al que elabora una torta
y al sastre, que trajes corta,
no lo llamamos trajero?
¿Por qué las Josefas son
por Pepitas conocidas,
como si fuesen salidas
de las tripas de un melón?
¿Por qué el de Cuenca no es un cuenco,
bodoque el que va de boda,
y a los que los árboles podan
no se les llama podencos?
Cometa está mal escrito
y por eso no me peta;
¿hay en el cielo cometa
que cometa algún delito?
¿Y no habrá quien no conciba
que llamarle firmamento
al cielo, es un esperpento?
¿Quién va a firmar allá arriba?
¿Es posible que persona
alguna acepte el criterio
de que llamen monasterio
donde no hay ninguna mona?
¿Y no es tremenda gansada
en el teatro, que sea
el denominar «platea»
donde no platea nada?
Si el que bebe es bebedor
y el sitio es bebedero,
a lo que hoy es comedor
hay que llamarle comedero.
Comedor será quien coma,
como bebedor quien bebe;
de esta manera se debe
modificar el idioma.
¿A vuestro oído no admira,
lo mismo que yo lo admiro,
que quien descerraja un tiro,
dispara, pero no tira?
Este verbo y otros mil
en nuestro idioma son barro;
tira, el que tira de un carro,
no el que dispara un fusil.
De largo, sacan largueza
en lugar de larguedad,
y de corto, cortedad,
en vez de sacar corteza.
De igual manera me quejo
de ver que un libro es un tomo;
será tomo, si lo tomo,
y si lo no lo tomo, un dejo.
Si se le llama mirón
al que está mirando mucho,
cuando mucho ladre un chucho
se lo llamará ladrón.
Porque la sílaba "on"
indica aumento, y extraño
que a un ramo de gran tamaño
no se lo llame Ramón.
Y por la misma razón,
si los que estáis escuchando
un gran rato estáis pasando,
estáis pasando un ratón.
Y sobra para quedar
convencido el más profano,
que el idioma castellano
tiene mucho que arreglar.
Conque basta ya de historias,
y si al terminar me dais
dos palmadas no temáis
porque os llame palmatorias.
Melitón González,
seudónimo de Pablo Parellada.
(Tarragona, 1855 - Zaragoza, 1944).
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Si es que es verdad, que hablamos "mu" mal. Este hombre tiene más razón que un santo.
ResponderEliminarComo diría Gila: "... Me he reído..."
Un abrazo.
P., D.: Eso sí, veo dos o tres errores métricos que no sé si son consecuencia de alguna transcripción o ya están en el original.
Desde luego, en este poema queda más que claro que quienes custodian el castellano no están atentos a su trabajo, no hay más que leer las divertidas palabras de este poeta, ¿o debería ser poeto?
ResponderEliminarMuy ameno, ingenioso y simpático.
Hasta pronto.
Es genial, me ha gustado mucho el mensaje y el juego que el autor utiliza con las palabras para transmitrilo.
ResponderEliminarMuchas gracias por compartirlo.
Un saludo.