Una anciana música callejera, ciega para más señas, sopla una vieja melodía casi frente por frente al tan mentado “Café Majestic”, en la calle más comercial de Oporto. Y esos añejos sonidos -sencillos, pobretones, torpes- que escapan de su instrumento, se esparcen por las aceras de piedra dotándolas de una extraña melancolía en la mañana soleada de diciembre, con esa nieve falsa pintada en las ventanillas de los tranvías.
Está tocando algo triste, sin duda, una música que desconozco, pero que entiendo al punto, una oscura melodía salida, acaso más que de sus labios y sus manos ateridas, de su bronca respiración, del fondo de sus ojos sin brillo ni esperanza.
Está tocando algo triste, sin duda, una música que desconozco, pero que entiendo al punto, una oscura melodía salida, acaso más que de sus labios y sus manos ateridas, de su bronca respiración, del fondo de sus ojos sin brillo ni esperanza.
Creo que tienes razón. Escuchamos la música que llega desde la noche oscura de la mirada.
ResponderEliminarUn abrazo.
Natural que toque algo triste, tener que andar por la vida con una hucha al cuello...
ResponderEliminarBuena fotografía.
Un abrazo.
Hermoso texto, Elías, pleno de belleza, sensibilidad y denuncia. Y en nada panfletario. He podido sentir las notas tristes y el contraste de mundos, como una metáfora más del tiempo que vivimos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muy emotivo el texto, nosotros éramos los ciegos, posiblemente no viéramos que ella ve el mundo de una manera hermosa, a su modo.
ResponderEliminarLos que vemos, a veces somos ciegos, vemos lo que otros quieren que veamos y no lo que queremos ver. Acaso no es otro modo de ceguera????
Maravilloso, divina entrada, ciega de colores y pupilas de emociones. Eres un, un, ahí lo llevas un genio.
Así es, Daniel: esa música que nos llega de repente, es la que más nos "llega".
ResponderEliminarUn abrazo.
Fue lo que más me impactó de la imagen, Mercedes: esa hucha como de iglesia,ajetreada por la intemperie, prendida al cuello como un castigo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Antonio: me encantó Oporto, pero de todas las fotos que tiré, ésta - sobre todo, ésta- me estaba pidiendo un texto a gritos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Lola: ya no sé qué decirte. Tus comentarios son siempre tan, tan hermosos, tan generosos.
ResponderEliminarUna inyección de ánimo (que buena falta nos hace de vez en cuando).
Un abrazo.