Me acuerdo de cuando era monaguillo porque después del oficio nos premiaban con pan y chocolate.
Me acuerdo del primer coche que tuve: un “600” de tercera mano, de un verde desvaído por años de intemperie, tuerto de un faro. Exigía tantos cuidados como una mujer, y yo adaptaba mi corpachón a su habitáculo lo mejor que podía. Nunca se quejó más de lo normal. Acabó en la chatarra, víctima del progreso.
Todavía me emociono cuando veo alguno circulando, señorial en su sencillez, como un hidalgo venido a menos.
Me acuerdo de que Abebe Bikila ganó la maratón de Roma en los Juegos del 64 corriendo descalzo.
Pues un día tendrás que ir a hacer de monaguillo en un seiscientos y descalzo, ya me encargaré yo de prepararte una merienda de pan y chocolate ;-). Me gustan tus recuerdos.
ResponderEliminarUn beso.
Pues yo me acuerdo de la misa al aire libre de los campamentos porque después nos daban pan con carne de membrillo de Puente Genil. Ni te cuento lo buenos que estaban después de tanto correr por el campo.
ResponderEliminarY del "600" porque nos llevaba a la playa los domingos. ¡Jesús!, como odiaba esos domingos tirados bajo el sol, rodeados de bultos, semidesnudos, desposeídos y lejos de nuestro hogar... Parecíamos parte de un campo de refugiados.
Saludos.
Me gustan los "me acuerdo", porque, como decía no me acuerdo quién, el pasado no es lo que perdemos, es lo único que de verdad tenemos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hummm, Paloma, pan con chocolate, qué rico.
ResponderEliminarEse sabor de la infancia que aún se pasea por el paladar de cuando en cuando.
Otro beso para ti.
O con plátano, Mercedes, con plátano también está muy rico el pan.
ResponderEliminarMi "600", el pobre, yo creo que acabé de rematarlo con mi impericia de conductor novato de entonces.
Un beso.
Daniel: o como decía Fellini: "No recuerdo mi infancia. La invento cuando la necesito".
ResponderEliminarMe alegro de haber acertado con estos recuerdos.
Un abrazo.
Dichosos monaguillos como tú, a mí, como mucho, un chupito de vino de consagrar... y los días muy señalados.
ResponderEliminarLo del 600 yo lo viví siempre como ocupante circunstancial. Me estrené conduciendo con un 133, que era la nueva versión del 600: igual de estrecho y con los mismos problemas de motor.
En cuanto a Abebe Bikila, supe de él mucho más tarde. Con 9 años por entonces, como mucho, conocía a los jugadores del Madrid, At. de Bilbao (que para eso era el equipo de mi padre) y del Barça. De atletismo, en aquel tiempo, ni idea.
¡Qué sería de nosotros sin los recuerdos!
Un abrazo.
Me acuerdo el primer coche de mi padre, era un seiscientos de color ¡¡naranja!! de segunda mano claro; pero lo más bueno de todo es que se lo compró a un tipo que salía en fotonovelas, era el guaperas y a veces las chicas seguían cuando veían el coche se acercaban. Y ahí estabamos nosotros, toda la family
ResponderEliminar