Ayer hizo exactamente nueve años que escribí, casi a vuela pluma y en un impulso al que no quise resistirme, la entrada que hoy traigo a esta ventana.
Y quiero dedicársela a Daniel Domínguez, por las estupendas entradas de su magnífico blog, donde, quienes le seguimos de manera habitual, tanto aprendemos del séptimo arte.
Me quito el sombrero
Me entero por la prensa de la muerte de Jack Lemmon y se me vienen de golpe a la mente todos los buenos momentos pasados con los personajes de sus películas: el policía recto de Irma la dulce, el soltero infeliz de El apartamento, el alcohólico tierno y terrible a un tiempo de Días de vino y rosas, el músico travestido huyendo de los gánsters de Con faldas y a lo loco, el periodista curtido en mil batallas de Primera plana, el padre burgués y desesperado de Missing, el anciano celoso de Dos viejos gruñones...
Jack, amigo: tenía razón el soltero ricachón que se enamoró de ti cuando respondió a todos tus inconvenientes sobre sus planes de boda contigo con una sentencia que no admitía réplica: “Nadie es perfecto”.
Mira que morirse. ¿A quién se le ocurre, hombre?
La gente, Elías, tiene la fea manía de morirse. A algunos, sobre todo, debería de estarles prohibido tal acción por decreto.
ResponderEliminarUna excelente entrada a un gran cómico (en la mayor extensión de la palabra).
Un abrazo.
Estoy de acuerdo con todo lo que has escrito Elías, pedazo de actor, aun recuerdo cuanto me afectó la película Días de vino y rosas, y el caso es que de vez en cuando vuelvo a ella.
ResponderEliminarDescanse en paz Jack Lemmon, un actor irrepetible.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Elías. Por la dedicatoria, pero sobre todo por este hermoso texto, un bello tributo a un maestro en su oficio. Jack Lemmon se lo merece pero no podría esperar nada mejor que tus palabras. Un abrazo.
ResponderEliminarAntonio: fea costumbre, a fe mía.
ResponderEliminarSobre todo cuando tanto nos han hecho disfrutar con su talento.
Un abrazo.
Gracias, Madison: Lemmon era un actor estupendo. Con amplios recursos tanto dramáticos como humorísticos.
ResponderEliminarSiempre hay que volver a él.
Un beso.
Bienvenida de nuevo, Mercedes.
ResponderEliminarLemmon y yo agradecemos tus palabras.
Un beso.
De nada, Daniel; me parecía de justicia dedicarte esta entrada "cinéfila" a ti, que tanto nos enseñas.
ResponderEliminarJack Lemmon era (será siempre) uno de mis actores favoritos.
Un abrazo.
Qué mal escribes, amigo.
ResponderEliminarPues esto es lo que hay.
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