Imagen: Elías Moro
(Lacre, cera, pintura y barniz sobre cartón)
Haiku de tu voz
(Lali)
Ese sonido
acunándose dentro;
tu voz de miel.
(Lacre, cera, pintura y barniz sobre cartón)
Haiku de tu voz
(Lali)
Ese sonido
acunándose dentro;
tu voz de miel.
* * *
Haiku de la mirada
(Sara)
Sara me mira.
La luz alumbra de golpe.
Acaba el dolor.
* * *
Haiku de las sonrisas
(Alba)
Sonrisas de Alba,
tan dulces y perfectas
como cerezas.
Difícil describir la compleja personalidad de una mujer en un haiku. Enhorabuena.
ResponderEliminarMe pregunto: ¿Tres no son muchas para querer?
Ains.
Un abrazo.
Tres maneras de ver, sentir y palpar un sentimiento.
ResponderEliminarUn abrazo
Miel, luz, cerezas. A veces el mundo entero cabe en tres palabras. O en tres versos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Mercedes.
ResponderEliminarY respondiendo a tu pregunta, no; no son muchas. Al menos para mí, estas tres mujeres son las justas y necesarias.
Abrazos.
Gracias, Jan, por tu lectura y comentario de esos versos.
ResponderEliminarPor cierto, enhorabuena por tus espléndidos blogs. Me gusta mucho tu mirada de fotógrafo.
Un abrazo.
Tu comentario, Daniel, como siempre certero.
ResponderEliminarHas sintetizado aún más esos haikus.
Gracias.
Y abrazos.
Elías, ¿no te llegó mi comentario a esta entrada?
ResponderEliminarUn abrazo.
Como dicen por ahí, rrraro rrrraro... Te venía a decir (más o menos) que más allá de alguna sílaba que sobraría en el segundo haikú para que se ajustase a la ortodoxia de esa estructura, los tres poemas tienen la belleza y fuerza suficientes como para no pararnos a contar las sílabas.
ResponderEliminarAdemás añadía (también más o menos): ¿No me digas que tienes una hija de nombre Alba? Y no digo más (con guiño cómplice).
Un abrazo.
Pues tienes razón en ambas cosas, Antonio.
ResponderEliminarEn lo de la sílaba y en lo del nombre de mi hija pequeña.
Y van...
Abrazo coincidente.