Hoy ha sido en mi casa un día “zaragozano”: en dos sobres diferentes han llegado hasta mi buzón hermosas muestras del afecto que sienten por uno amigos de allí: el primero traía remite de José Luis Melero, escritor y bibliófilo -su Leer para contarlo (Memorias de un bibliófilo aragonés) es para leerlo, no para contarlo- y contenía el nº 138-139 de Rolde (Revista de Cultura Aragonesa). Intitulada Palabras para Félix es un espléndido y sentido homenaje al triste y súbitamente desaparecido en plena madurez Félix Romeo, y donde muchos de sus amigos dejan testimonio de su talento como escritor y su ejemplaridad como persona.
Entre otros muchos, Cristina Grande, Fernando Sanmartín, Julio José Ordovás, Miguel Mena, Daniel Gascón, Luis Alegre, Eva Cosculluela, Eva Puyó, Javier Tomeo, Ismael Grasa, Antonio Pérez Lasheras, Rafael Artal, Rodolfo Notivol, Ignacio Martínez de Pisón…
No hay una página en ella donde la emoción no esté presente.
El número se embellece con un retrato de Félix obra de Pepe Cerdá en la portada, y se cierra con una extensa galería fotográfica de momentos que son todo un canto a la amistad.
El segundo lo enviaba Antón Castro con su último libro publicado: una reedición de El testamento de amor de Patricio Julve, publicado por Destino en 1995 en una edición ya prácticamente inencontrable. Chusé Raúl Usón, editor de Xordica ha querido rescatarlo para felicidad de los múltiples lectores que Antón tiene repartidos por los cuatro puntos cardinales.
La hermosa portada es obra de Luis Grañena, un magnífico ilustrador y caricaturista.
El volumen traía un hermosa dedicatoria autógrafa de Antón, quien también ha tenido la generosidad de dedicarme el relato titulado "El retornado".
Y he querido dejar aquí constancia de ello porque creo que gestos así no pueden, no deben, pasar desapercibidos.
Mi agradecimiento con ambos, Antón y José Luis, José Luis y Antón, va tomando dimensiones y límites que no sé si me será posible corresponder como merecen.
Queden al menos aquí, con estas líneas, mi afecto y mi abrazo fraterno.
Elías, no te asombre tanta generosidad. Pues uno, a la postre, recibe en la medida que da. Y en cuestión de amistad tú no te quedas corto. Seguro que ambas lecturas, más allá de afectos y sentimientos personales, merecen la pena.
ResponderEliminarUn abrazo.