Negro
en el anciano que fuma a sabiendas el último pitillo,
en la resignación de las bestias de tiro,
en el pecho del náufrago suplicante,
en las uñas del carbonero y el impresor,
en el equipaje de quien camina hacia el destierro,
en el niño atropellado con su bicicleta,
en la corola de la flor del pensamiento,
según el destello de la hulla.
En este caso, el negro. Poema desbordante de luz, como los de los demás colores. Qué buena gavilla de versos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Así es, todo lo que nos cuentas, con tanto talento, es negro.
ResponderEliminarUn abrazo.
Uno de mis preferidos.
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