1. De golpe y porrazo, sin pensar demasiado en las consecuencias ni entrar en otras consideraciones ni zarandajas, he resuelto convertirme en un animal de sangre fría: un batracio, un pez, un reptil, un insecto elegante y letal con su exoesqueleto de brillantes colores…
Al tomar conciencia de mis actos, de los actos de la especie a la que pertenezco por natura, “se me ha helado la sangre”, como suele decirse a la ligera.
Y es que, tal y como actuamos de común, viendo y sabiendo de qué manera llevamos a cabo nuestras maldades, analizando qué clase de atrocidades somos capaces de cometer para satisfacer nuestros más infames anhelos, hay que ser de hielo para no despreciarnos de continuo a nosotros mismos.
Conque, a ver, decidme, ¿qué otra cosa podía hacer más que defenderme de esta lacra moral convirtiéndome en un ejemplar de alguna de esas otras especies, con sus actos bien definidos y sin dobleces, sin esa maldad nustra siempre al acecho, sin ese lastre existencial de la conciencia?
Las otras dos opciones que barajé más seriamente fueron el sarcasmo -una de las formas más lesivas del lenguaje y el pensamiento- o el suicidio -la última opción de los desesperados y los valientes-.
Ninguna me convencía del todo.
Decidido: sangre fía de aquí en adelante.
* * * * *
2. Tras el tiempo preciso de incubación, el pollito rompió el cascarón de un recio puñetazo y emergió de su encierro dispuesto a comerse el mundo a dentelladas.
Engañosamente precioso y delicado, piaba y piaba incansable exigiendo su alimento a gritos mientras mamá gallina se esforzaba con desesperación y sin resultados, acobardada frente al ímpetu inflexible de su energúmeno pimpollo, para que le subiera la leche a los pechos recién estrenados.
Tentaciones me dan de convertir el 1 en mi evangelio. Pero no, que mi sangre tira al monte...
ResponderEliminarMuy bueno!
Leída atentamente tu propuesta, querido amigo, ya estudio la forma de mutar contigo en uno de esos animalejos de tierra y agua, ajenos a las cotizaciones en bolsa, blanqueo de capitales, tráfico de armas, trata de blancas, y no sé cuántas cosas más, de las muchas que tan bien saben hacer algunos "humanos".
ResponderEliminarAbrazos.
En la primera parte me pones a reflexionar en lo que dices y como nos vamos convirtiendo mas en seres de sangre fría...y al final, rompes no el cascarón sino mi risa...leche las gallinas!! por Dioss...solo a ti se te ocurre
ResponderEliminarSi consigues que tu sangre se hiele, avisa y cuenta cómo.
ResponderEliminarFeliz fin de semana.