Al igual que en la Marina de Guerra hay una clasificación de las naves que la componen (acorazados, destructores, cruceros, portaaviones, dragaminas, fragatas…), La Isla de Siltolá tiene su propia flotilla poética y literaria con sus nombres airosos y marineros: Levante, Arrecifes, Vela de Gavia…
Al mando y por orden de su almirante, Javier Sánchez Menéndez, ayer arribaron varias de esas naves librescas al puerto de mi buzón, que las acogió alborozado y feliz: en el registro del puerto quedaron anotados sus nombres: el "drama teológico" Caín, de Lord Byron, en versión de José Luis Piquero; el ensayo Tan bella, tan cerca, de José Manuel Mora Fandos; la novela epistolar Inma la estrecha no quiere mi amor, de Diego Vaya; Las noches de verano, segunda entrega de los Inklings, de José Luis García Martín, y los libros de poemas Arrojar piedras, de Javier Pérez Walias; Quietud, de Sergio Fernández Salvador; La ciudad gris, de Toni Montesinos Gilbert, y Cantigas y cárceles, de Juan Manuel Macías, este último en la bellísima colección Siltolá Poesía.
Y hay más naves surcando venturosas las aguas de la isla: a modo de ejemplos, y en la colección Álogos, dedicada a publicar selecciones de entradas de blogs, Escribir la lectura, de Tomás Rodríguez Reyes, o Cúpulas y capiteles, de José María Jurado, dos jóvenes y rigurosos escritores muy a tener en cuenta.
O Dimensión de la frontera, la segunda entrega poética del aún más joven Álex Chico, placentino en Barcelona.
Ya se ha comentado aquí el celo y buen gusto con que estos libros están hechos: a la vista de este generoso lote no puedo más que reafirmarme en mi opinión: Siltolá es una de las editoriales que con mejor gusto y criterio -un criterio abierto y plural, tan necesario como enriquecedor- publica.
Esto, que tan obvio parece, tan de sentido común, se da con menos frecuencia de la que debería en el mundo editorial.
Y esa es la buena labor de un editor que se precie. Como es el caso.
Con todos mis respetos a las personas aquí nombradas y que tienen su mérito, principalmente tu nombre: Elías Moro. No estoy de acuerdo que Siltolá sea una de las editoriales con mejor criterio. Sin duda alguna la generosidad de dicho editor es el beneplácito a su persona, nada más. Sin llegar a dar más de lo que dicho editor desea conseguir. Que se pregunte ¿el qué y para qué?. Porque a veces, es evidente que damos una cosa para recibir multiplicadas por mil. Una generosidad enmascarada, nada más.
ResponderEliminarEs verdad que en época de crisis lo pone fácil y eso se debe agradecer.
Otras editoriales, lo ponen difícil pero gozan de más prestigio, pudiendo incluir los mismos autores.
La libre opinión deja la opción de elegir, de dialogar y sacar propias conclusiones.
Saludos.
Me consta cómo edita Siltolá, sus libros son verdaderas obras de arte, no solo por su contenido. Hoy día, con esto de la crisis, se publica de cualquier manera.
ResponderEliminarQue tengas un buen fin de semana.
Muy de acuerdo con el comentario de L.N.J., -que tanto escasea- y es el sentido común.
ResponderEliminarSaludos.
Por mi parte, tengo que declarar mi admiración grande a las selecciones tan atractivas de La Isla de Siltolá; y al cuidado exquisito de sus libros, que son un verdadero placer.
ResponderEliminarYo soy lectora de libros digitales, tengo mi e-book, etc. etc. y ninguna reserva ante estas nuevas formas. Pero precisamente por ello, agradezco y disfruto enormemente, ahora más que nunca, los libros bien hechos. (Creo que no tiene sentido hacerlo regular, en estos tiempos digitales). Incluso cuando has leído textos en un blog, es muy distinto tenerlos luego como hermoso libro en las manos.
Gracias por tu información, Elías; no conocía algunas de esas novedades, y me haré de ellas. Un abrazo grande y buen finde.
Gracias Elías por la mención, crece el catálogo, el festín.
ResponderEliminarJMJ
Elías, gracias. jpw
ResponderEliminarGracias por la mención, Elías.
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