domingo, 10 de abril de 2011

Ropa tendida

Conduzco por una carretera en las afueras de la ciudad que transcurre paralela a la parte trasera de un grupo de viviendas grises y ocres, una monótona sucesión de bloques de pisos idénticos unos a otros, sin ninguna gracia, feos sin remisión: ese tipo de bloques horrendos, como salidos de una fábrica, que se construían como churros durante los planes de desarrollo en la España de los sesenta. Con éstos que os digo y voy dejando a mi derecha según avanzo por el asfalto caliente, desde luego el día que los diseñó el arquitecto del engendro no tuvo su día.   
En todos los tendederos colgados de los balcones -que en muchos de los casos, y de manera incomprensible, se encuentran junto a la salida de humos de las cocinas- ondean alegremente ropas variopintas y multicolores puestas a secar: calcetines junto a pañuelos, servilletas anudadas a camisones y pijamas, prendas de vestir y de cama jugando a rozarse y separarse por efecto del aire en una danza errática y enloquecida, mariposeantes bailarinas de trapo en un cromático caos de movimientos aleatorios.
Estéticamente, una visión poco afortunada, por no decir espantosa.  Humanamente, resultan tiernos esos calzoncillos y camisas, esas enaguas y pantalones secándose al sol con todas las vergüenzas al aire sin vergüenza alguna.

Imagen: http://aguasabajo.blogspot.com/

1 comentario:

  1. El toque multicolor ante la "inspiración" del arquitecto.

    No me gusta, pero lo prefiero al gris repetido de los bloques.

    Un abrazo.

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