Jesucristo expulsó a latigazos a los mercaderes del templo de Jerusalén. Pero éstos -astutos, hipócritas, tenaces…-, aprendieron bien pronto la lección y tramaron su venganza: se lamieron en silencio las heridas, reclutaron adláteres y mercenarios, aprestaron nuevas armas y bagajes, y fueron regresando poco a poco hasta invadirlo de nuevo y para siempre.
Y no van a cometer el mismo error de dejarle entrar de nuevo en sus dominios así como así y que les arruine el negocio otra vez.
Imagen: Luca Giordano
No, desde luego, serán lo que sean pero no son tontos...
ResponderEliminarQue pases unos buenos días.
Un beso.