En mis largas, frecuentes y, a menudo, también agotadoras jornadas anclado a los mostradores de los más diversos tugurios fatigando el brazo copa tras copa, he podido observar y catalogar diferentes tipos de bebedores de los que os pongo algunos ejemplos: el bebedor de ponche suele ser persona simpática y conversadora; el de ginebra es, por lo común, desabrido y faltón; el de whisky, presuntuoso y puñetero…
En algún momento de mi carrera como dipsómano yo fui, a buen seguro, la suma de todos ellos, pues nunca le hice ascos a ningún destilado.
Pero como ya no bebo, ahora mismo no tengo ni la más remota idea de cómo soy en realidad.
En todo caso, y por si las moscas, dejadme daros un consejo: no me provoquéis.
Nunca he tenido buena bebida.
Sin embargo yo me confieso adicta al vino (ups, suena a principio de alchólicos anónimos)y tengo "buena bebida".
ResponderEliminarUn beso.
Ah, por cierto, por una de esas casualidades de la vida me encanta un vino de Elías Mora, qué cosas.
ResponderEliminarOtro beso.
Yo soy más de cerveza, pero un buen vino siempre viene bien.
ResponderEliminarDe ese "Elías Mora" que citas,tengo un par de botellas que me regaló una amiga por aquello del nombre.
Para que te pongas hecho un "toro", me dijo, viendo la denominación de origen.
Besos.