El sargento entra en la tienda de campaña y se fija en el retrato colgado en una de las paredes de lona:
-¡Eh! ¿Quién ha dicho que podéis colgar cuadros de vuestras novias aquí, eh?
¿Quién ha colgado la foto de esta chica?
-Es Mozart.
-¿Quién?
-Es Mozart, señor.
-¿Mozart? ¿Quién de vosotros es Mozart? ¡Mozart, dé un paso al frente!
-Ha muerto, señor.
-¿Ha muerto? ¿Cuándo? ¡Compañía! ¡Formen ahora mismo! ¡Ar!
¡Muerto! ¿Por qué nadie me había informado de ello?
(El barbero de Siberia) Nikita Mikhalkov
Esto me recuerda a aquel chiste que dice que, en la mili, un sargento explica a los reclutas cómo funciona un cetme.
ResponderEliminar-Como veis -les dice- aquí hay un agujero por el que se mete la bala; aquí un palitroque que sobresale "p'abajo" donde se pone el dedo; s'apunta por este cacharrillo de aquí arriba; s'aprieta el palitroque y al atizar un martillo chiquitito que hay dentro a la bala, pues esta sale y si da al enemigo en el sitio, pos mata.
En esto, observa a un recluta en actitud soñadora, mirando al cielo abstraído y, aparentemente, ajeno a sus explicaciones. Preso de la ira, se dirige a él:
-A ver, tú, el embobao, qué estoy diciendo.
-Con su permiso, mi sargento. Explicaba usted las partes del cetme y cómo se maneja. Así, mostraba la recámara, donde almacenamos la munición, y resaltaba la importancia del alza, mediante el cual podemos calcular la precisión de nuestro disparo, que efectuaremos presionando suavemente el gatillo. Al hacerlo, éste hará que el percutor incida en el detonante de la bala, la cual, debido a la acción explosiva que se produce, saldrá a través del cañón del fusil al exterior y, por consiguiente, a la caza de nuestro objetivo.
El sargento, rascándose la cabeza y sin haber podido procesar aún las explicaciones del recluta, dada la precisión de su vocabulario, le responde, cabreado, aunque condescendiente.
-¿Y si yo ahora te doy un par de hostias, por no atender a lo que digo?
(Pues eso, digo yo.)
Un abrazo,
Antonio
(1)...-no sabría decirle, señor, esta noche yo estaba fuera, de guardia.
ResponderEliminar(2)...-¿alguna pregunta?
-sí, disculpe, mi sargento. ¿hay que apuntar a matar?