Hace 4 años
viernes, 22 de abril de 2011
Sonata
Ese hombre arrastra una sombra
con la forma de su cello
y es triste e incapaz de la más leve osadía
que alivie sus desdichas.
Ama a la muchacha del piano,
pero en su timidez agota el amor
que sólo manifiesta de vez en cuando
con alguna pieza de Casals.
Entonces, con el Cant dels ocells,
su corazón se alborota al punto
de estallar en lágrimas y acordes nuevos.
Al término, recoge el arco,
cierra la funda y se marcha
con su sombra alargada a cuestas.
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El amor también puede se austero. Bello y triste.
ResponderEliminarBesazo.
¡muy hermoso!
ResponderEliminarel tormento desviado al encuentro de cuerdas que nunca antes se habían cruzado.
cuántas penas mudas gritan desesperadas, y reciben a cambio, con suerte, un patético: es original.