miércoles, 16 de marzo de 2011

Taller del hechicero


Una lámpara de cristal llena de canicas de colores. Una pesa de hierro de medio kilo. Dos ceniceros de piedra pulida. Una lapicera de cerámica suiza de mitad del siglo XX. Una imprentilla móvil de madera. Un antiguo bote de tabaco con bolígrafos y rotuladores. Una lupa de aumento contra la presbicia que me acecha. Dos raíces de paloduz como sabor de la infancia. Una peonza. Un silbato de plástico negro. Un sacapuntas metálico para lápices de dos tamaños. Un cartucho de fogueo del calibre 38. Un despertador de latón con los números en romano parado en las ocho y dieciséis. Un fósil de conchas y arena. Un abrecartas de alpaca con cabeza de caballo. Una bellota tallada en madera de encina. Una roca de sal para el ganado. Un fragmento de lapislázuli de las minas de Chile. Un viejo mechero de chispa y mecha. Una bandeja médica de porcelana esmaltada llena de plumas estilográficas. Un pez azul de cerámica de Portugal. Una cachimba de brezo y asperón de las Hurdes extremeñas. Algunas libretas de apuntes de variada procedencia. Un pájaro carpintero de cuerda y lata. Un extraño y minúsculo extintor de bronce. Un bolígrafo recuerdo de Praga con un tranvía que se desliza cuando se inclina. Un sifón de cristal labrado. Una foto de músicos callejeros en Londres a principios de los ochenta. Otra de un jardinero francés montado en su bicicleta. Algunos diccionarios de y por si las dudas. Un reloj de bolsillo con un tren humeante labrado en la tapa. Un cubo de zinc y latón que me hace de papelera. Un arquero samurái de plomo. Varios tinteros de distintos colores y formas diferentes.

Y algunos poemas a medio hacer que ya veremos cómo acaban.

Si es que lo hacen.



2 comentarios:

  1. Ay, los poemas... siempre tan esquivos y caprichosos. Por mucho trasto que acumulemos cerca de nosotros para inspirarnos, ellos siempre a los suyo, en perpetua fuga.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Isabel Román16 marzo, 2011

    Qué precioso (en todos los sentidos, también en el del valor que tiene cada uno de esos objetos) inventario, Elías. Me fío por completo de la "inspiración" que pueda llegarte en ese ambiente; me fío de la pasión y del alma que habrá en esos textos empezados allí.
    Y qué buen sitio debe de ser ése, para conversar y tomarse una copa también...

    Un abrazo

    ResponderEliminar