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Azul
Azul
en los lunes de sudor y versos,
en la frialdad del ópalo,
en el estrépito infantil de los juguetes,
en las bibliotecas de poesía,
en la savia que alimenta las caléndulas,
en el baile nupcial del guacamayo,
en el agua del manantial que transcurre
hacia los puentes de piedra.
Nuevo color, nuevos deslumbramientos.
ResponderEliminarCreo que ya lo comenté en otra ocasión: cada verso es un poema, y una invitación a la aventura de la memoria.
Un abrazo.
¡Qué ganas me han entrado de arrojarme a un lago de agua limpia y gritar hasta el cielo este poema!
ResponderEliminarAzul como aquella habitación de Matisse. Y aquellos cielos de la infancia que evocó Machado en su último poema. Me has hecho recordar el río Azul... hacer recordar, hacer memoria, qué bella función para un poema.
ResponderEliminarAh, no sólo no eres un iluso, sino que me encantan tus recomendaciones -y más aún cuando ya han sido atendidas-, porque, a ver, qué pasaría si so hubiese leído "En la belleza ajena". Bueno, igual no pasaba nada, pero qué pena, ¿no?
Un abrazo.
Antonio, Jesús, Daniel: gracias por vuestros comentarios acerca del azul (por cierto, mi color favorito).
ResponderEliminarSólo por vuestras palabras ha merecido la pena.
Y nada,Daniel ahí queda la recomendación de Zagajewski para Antoniop y Jesús. O para quien sea.
Lo sabes, me pueden... son fantásticos y tan inspiradores, ay. Gracias por ellos.
ResponderEliminarBesos azules.