Diana floreada con gallo al fondo y vacas mugiendo.
Coro de perros, opus 28.
Concierto de chicharra y pájaros en sol mayor.
Zarabanda de golondrinas y vencejos.
Danza de murciélagos.
Suite nocturna para mochuelo, cuatro grillos y una rana.
Bis: Solo de lechuza.
2º bis: Repique de cigüeñas.
Hombre, tienes que reconocer que la banda sonora del verano es mucho mejor que lo que nos pueden ofrecer las mayoría de los músicos del momento. Si es que la experiencia es un grado. Llevan tantos siglos entrenando...
ResponderEliminarSaludos y hasta la próxima.
Vuelvo a intentarlo, tu blog no quiere reconocerme... te decía que me encanta el programa.
ResponderEliminarUn beso, Elías.
¡Magnífico!
ResponderEliminarLas noches del verano en mitad del campo carecen de silencio, son un sinfónico estruendo. Para exquisitos. (Absténganse domingueros, claro)
Y los mosquitos deberían sólo dedicarse a su instrumento, no a la bebida, como acostumbran. Así acaban, como algunos personajes de tus cuentos. Si lo sabían; lo tenían jugado hace tiempo...
A todos los músicos de tu orquesta, llegué ver y tocar.
ResponderEliminarBonita sintonía.
Mi madre era extremeña, de Monterrubio de la Serena, y, cuando iba con ella, en verano, escuchaba estas músicas.
Qué bonito.
Saludos
Fue un concierto estupendo: y al final hubo otro bis inesperado: fanfarria de cigüeñas majando gazpacho.
ResponderEliminarPdta: le he echado la bronca a mi blog, Paloma, que mira que le tengo dicho que te reconozca siempre.
Abrazos.