jueves, 16 de mayo de 2013

Sangre de pichón (3)



El verdadero sangre de pichón no es un rubí, ni tampoco una metáfora de orfebrería para señalar el rojo de una piedra preciosa, sino un pájaro único cuyo vuelo en el aire lo confunde con una llama. Entre pavesa y ave, este hermoso animal nace de la pasión de los amantes dichosos cuya fortuna vigila. Su comportamiento en pareja es similar a los inseparables de Fischer, y mientras permanecen juntos, así también permanecerán sus protegidos. En las tribus del Pacífico suele encerrárseles en jaulas para de esta manera formar y propiciar el destino de sus dueños. Tiene la extraña virtud de incendiar con sus aleteos los ocasos de junio, a los que prestan el resplandor de su plumaje.


Rafael Pérez Estrada

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